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Aitor Esteban no se descarta como candidato a presidir el PNVA Íñigo Urkullu la leyenda lo sitúa anotando en cuadernos de caligrafía minuciosa los sucesos y reflexiones de cada jornada. De mantener la costumbre, ayer debió de escribir algo así: «Un año después de comunicarme que no repetiría como lehendakari, el partido me entrega el ... premio Sabino Arana por mi labor como lehendakari. En el cese me hablaron de renovación; en el premio me alaban el estilo como echándolo ya de menos. Hay un grupo de música alavés que se llama 'En Tol Sarmiento'. No he querido preguntar. A ellos también les han premiado».
Un honor. Urkullu definió así sus años al frente del Gobierno vasco. El Teatro Arriaga le ovacionó puesto en pie. En condiciones normales, el salseo habría tenido que ver con los gestos entre el exlehendakari y el alto mando del PNV, pero las miradas se redirigieron todas ayer hacia un actor inesperado: Aitor Esteban. El portavoz parlamentario llegó al teatro y atrajo los micrófonos. «Es el momento de los afiliados y no hay más que decir», declaró después de que ya sean docenas los batzokis que lo proponen para disputarle a Andoni Ortuzar la presidencia del Euzkadi buru batzar.
Un honor. Así definió la semana pasada Aitor Esteban la opción de presidir el PNV. Se lo dijo a Susana Grisso y pareció una cortesía que se malinterpretaba. Sin embargo, el apoyo de los batzokis y el silencio misterioso del portavoz en el Congreso hacen pensar que estamos ante una candidatura en toda regla o ante un movimiento incomprensible. Una cosa es que en el PNV los afiliados elijan candidatos y otra que un puñado de militantes (con la bajísima participación no hacen falta más) te diseñe la biografía contra tu voluntad. El modo en que Esteban acumula mientras calla energía contraria a la reelección de Ortuzar es inesperado y llamativo. En la carta a la militancia en la que anunció su candidatura, el actual presidente del EBB abogaba por «un 'mix' de renovación y continuidad», arrogándose él la continuidad tras haber impulsado la renovación de los demás. Lo que nadie imaginaba es que el PNV pudiese terminar contemplando la opción de renovarse también la continuidad, cambiando conmutativamente a Andoni Ortuzar, dirigente vizcaíno de 62 años, por Aitor Esteban, de 62 años, vizcaíno y dirigente.
Bielorrusia
Ayer se celebraron elecciones en Bielorrusia y Aleksander Lukashenko acudió a votar con la incertidumbre de quien lleva gobernando ininterrumpidamente el país desde 1994 y se encarga personalmente de elegir a los rivales que le disputan el poder. Los opositores que no le llaman 'batka', o sea, 'papá', y no piensan que está haciendo un trabajo inmejorable no pueden presentarse. Están en la cárcel o el exilio. «Lo apoyamos plenamente», ha declarado estos días uno de los líderes de la oposición. El dictador fue ayer a votar acompañado de su perrito 'Umka', un spitz blanco que lo acompaña a todos lados y se nota que le tiene robado el corazón. Al entrar en el colegio y sentir la energía de la democracia, el perro procedió a miccionar gubernamentalmente contra una pared. El simbolismo en términos de limpieza electoral es inmediato, pero las metáforas sobran: las elecciones en Bielorrusia son una farsa. Por eso Lukashenko va a perpetuarse en el poder mientras exprime el cinismo y asegura que él no persigue a nadie (hace cuatro años le vimos bajar con cazas un avión de Ryanair que volaba entre Atenas y Vilna para cazar a un opositor) y que lo que sucede en su país es distinto: «Hay gente que elige ir a prisión».
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