Las víctimas del terrorismo son los pilares éticos de la democracia. No se me ha ocurrido a mí, es una de esas fórmulas que se ... repiten. También es una de las pocas que a veces se someten a contradicción y rompen a brillar como un material noble. Sucede ahora que este periódico ha revelado los escritos aportados por Juan Carlos Iglesias Chouzas, 'Gadafi', para acceder al tercer grado penitenciario. En ellos, el preso histórico de ETA asegura sentir el dolor de sus víctimas. Entre todas, destaca una. «La muerte del niño Fabio me marcó profundamente». Ese niño es Fabio Moreno y todos recordamos su mirada. En noviembre de 1991 el comando Bizkaia de 'Gadafi' colocó un paquete bomba en el Peugeot 505 de su padre, un guardia civil de treinta años que tras la explosión salió del coche con solo uno de sus hijos vivo. Aquel niño era Alex Moreno y quiere que 'Gadafi' le pida perdón en persona. Sin «nadie de por medio» y sin que lo que hablen se haga público. Si entonces entiende que el arrepentimiento del asesino de su hermano gemelo es sincero, Alex Moreno está dispuesto a agradecerle sus palabras. No puede decirse mucho más después de eso.
Publicidad
En sus escritos, 'Gadafi' habla de las heridas que causó en las víctimas aquel «tiempo convulso». Tras el atentado en Erandio lo que Herri Batasuna condenó fue «la realización de denuncias hipócritas por parte de quienes tienen la responsabilidad de estar prolongando el sufrimiento de este pueblo». Frente al cadáver de un niño de dos años. «Muy poca edad para ser un enemigo», escribió en estas páginas Luciano Rincón. De darse el encuentro entre 'Gadafi' y Alex Moreno sucederá algo infrecuente: el victimario haciéndose frente al gemelo de su víctima una idea tangible, física, ineludible, de lo que su fanatismo destruyó. Si buscan sinceramente alguna clase de redención, los antiguos militantes de ETA deberían colaborar en la resolución de los crímenes de la banda sin aclarar e intervenir de algún modo en el espacio público que tanto contribuyeron a envilecer. Para que el olvido no caiga sobre las vidas ajenas arrebatadas. Y también para que al mundo que alimentó el terrorismo no le baste con el lirismo y la propaganda para esquivar el peso de las vidas propias desperdiciadas.
Flotilla
Supervivientes
Jaume Asens es uno de los abogados de los activistas enrolados en la flotilla a Gaza. Uno de los encargados de trasladar información. El viernes por la tarde, informó de que los activistas detenidos dos días antes por Israel habían podido hablar con su asistencia letrada y los servicios consulares. «Todos están bien más allá de algún pequeño incidente», explicó. «El trato está siendo correcto». El domingo por la tarde, poco antes de que los activistas llegasen a España, Asens siguió informando y habló de «situaciones puntuales de falta de acceso al agua, comida, etcétera», pero insistió: «En términos generales el trato ha sido correcto». Ayer, ya de regreso, los activistas se recorrieron las televisiones hablando de torturas y armas apuntándoles a la cabeza, de soldados azuzando perros y dispensándoles un trato digno de «subhumanos». Si el dramatismo resultaba sorprendente, las analogías con la iconografía del 'Lager' fueron más bien repugnantes. Para referirse al puñado de horas que pasó detenido en Israel con los Gobiernos y los periodistas de medio planeta pendientes de su situación, Juan Bordera, diputado de Compromís en Les Corts, se situó ayer en un «auténtico campo de concentración entre Guantánamo y Auschwitz».
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión