Extremos extranjeros
El 'Viva' de Vox transcurrió entreel homenaje a Kirky las extravagancias foráneas
Charlie Kirk, el activista MAGA asesinado el miércoles en el campus de la universidad de Utah, fue elevado a la categoría de mártir en el ' ... Viva' de Vox celebrado en la plaza de toros de Vistalegre. Ya se ve que la distancia es grande, pero Santiago Abascal incluso pronunció ayer 'Kirk' marcando la vocal rótica como si fuese de Oklahoma. La reivindicación de la figura del estadounidense osciló entre lo bélico («nuestros caídos») y lo religioso, identificando al joven asesinado con el Bien, así, con mayúscula, y a su asesino con una generalización insalvable («la izquierda») que se correspondería con el Mal. Tras la demonización y la apisonadora moral, a Charlie Kirk se le alababa mucho el espíritu dialogante y la cordialidad con el adversario.
Como lo mejor del 'Viva' son siempre los invitados extranjeros, nadie llevó tan lejos la incoherencia como el alcalde de Lima, un señor al que al parecer apodan 'Porky', que no solo dio vivas a Dios, a Cristo y al «emprendimiento», sino que explicó que todos los hombres somos hermanos para definir a continuación a los rojos como asesinos, mentirosos y ladrones que huelen a azufre. Es curioso: a nuestros autodenominados patriotas lo de venir «de Grecia y de Roma» les sirve para señalar infieles pero no les obliga a tenerle un mínimo respeto a Parménides y al principio de no contradicción.
Siguiendo con extranjeros, Meloni está ya tan en el papel de ser la 'mamma' de Europa que ayer en Vistalegre no solo insistió en defender Ucrania sino que pidió un Estado propio para Palestina. Dio igual. Se lo aplaudieron todo. Como a Milei, que entró por vídeo desde Buenos Aires y no dedicó esta vez ni una palabra a la corrupción o a la mujer de Pedro Sánchez. Pocas cosas suavizan tanto como que tu hermana se haya visto salpicada por unos sobornos nada menos que en la agencia estatal que se encarga de los discapacitados.
Además de Santiago Abascal, el que sí se metió en el análisis de la política nacional fue André Ventura, el líder de Chega, un extrañísimo caso de portugués extremado. «¡A la cárcel! ¡A la cárcel!», comenzó a gritar Ventura de repente fuera de sí. Se refería, claro, a Pedro Sánchez, a quien no llamó 'criminal' -es dulcísima la lengua de Camoens- sino 'criminoso'.
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Edad de plomo
Los estudiantes vascos que cursan este año 2º de Bachillerato serán los primeros a los que les entren en Selectividad los años de plomo. Así, como suena. «Años de plomo: terrorismo y violencia política» es el título del nuevo epígrafe dentro del tema dedicado a la Transición. Y tiene pinta de caer, de ser muy preguntable. Se da así otro paso hacia el objetivo sempiterno: que los jóvenes conozcan el pasado reciente del país. O que se hagan, al menos, una idea más allá del centro en el que estudien, del modo uniformizador que garantiza el currículo obligatorio y compartido.
Hace unos días leíamos en estas páginas al rector Bengoetxea apostar por una formación sobre el terrorismo que apueste por «la base fáctica de lo ocurrido» antes de asegurar que es importante que los estudiantes conozcan «todas las realidades históricas». A mí me sonó contradictorio. ¿Cuántas realidades de esas habrá? Se hacen con lo del relato auténticos malabarismos y tampoco debería ser tan difícil para una sociedad avanzada actuar rectamente. Basta con que del pasado se encarguen los mejores historiadores de los que se disponga. Y de no confundirlos con los peores mixtificadores, que suelen ser reconocibles a kilómetros de distancia.
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