Cálculo de víctimas
El Defensor del Pueblo encarga una encuesta para fijar los casos de abusos en la Iglesia
Año y medio después de que el Parlamento le encomendase la investigación de los abusos sexuales cometidos en el ámbito de la Iglesia, el Defensor ... del Pueblo apareció ayer con una cifra histórica: en España ha habido 440.000 víctimas de pederastia eclesial. En realidad, Ángel Gabilondo se limitó a dar un porcentaje de población, quizá temiendo que la cifra concreta sirviese para añadir otro hito del cálculo de ficción a la lista con los 300.000 bebés robados y el subcampeonato mundial de muertos en cunetas.
Los periodistas sin embargo tienen calculadoras: en España las víctimas oficiales son de pronto 440.000. Cien mil más de las que aparecieron en Francia tras el trabajo de una comisión independiente. Lo curioso es que allí se realizó una estimación estadística a partir de una investigación del Instituto Nacional de Salud, mientras que en España lo que se ha hecho ha sido encargarle una encuesta a Narciso Michavila, el de GAD3: justo la empresa que en las últimas elecciones falló más que una escopeta de feria demoscópica.
Cómo sería la reunión en la que el Defensor del Pueblo, Alto Comisionado de las Cortes Generales para la defensa de los derechos fundamentales, decidió recurrir a Michavila y no al CIS de Tezanos. Hay que recordar que la Iglesia le encargó su propia investigación a un bufete piadoso que parece habérseles rebelado y prepara un informe más duro de lo previsto. El del Defensor del Pueblo también lo es en sus valoraciones, pero asombra con su solución demoscópica y con ideas como la creación de un fondo estatal para indemnizaciones en el que la Iglesia «colabore». Dos siglos después de la desamortización de Mendizábal, llega la amortización de Gabilondo. Ver al Defensor del Pueblo, que fue 'ombudsman' después de fraile, explicar que algunos obispos, en vez de dar información, les han «reñido» redobla la sensación de que la capacidad de este país para transformar todo lo que es serio en una parodia no conoce límites.
PSOE
Dímelo, militancia
La consulta a la militancia es un recurso por el que un partido acude a sus bases en busca de coartadas. Al tratarse de un procedimiento democrático, el partido solo recurre a él cuando sabe que puede manejar a su antojo la voluntad de sus afiliados, azuzándoles a veces el servilismo y a veces el fanatismo. Ahora el PSOE va a preguntar a sus bases si avalan la negociación de la investidura con PNV, Bildu, Junts y ERC. Como la pregunta debe formularse con precisión, es probable que el partido concrete que la negociación con esos grupos no es un capricho sino que sirve para formar un gobierno progresista que mejore la vida de la gente, consiga más Mundiales para la selección femenina de fútbol y le ponga el nombre de Almudena Grandes a la totalidad de las bibliotecas, estaciones y aeropuertos del país. Que el PSOE en ningún caso vaya a preguntarle a su gente, a su gente de Andalucía, Extremadura o Castilla-La Mancha, por la amnistía a Puigdemont, la confraternización con Mertxe Aizpurua o el manguerazo presupuestario a la depauperada Cataluña debe entenderse como una simple cuestión de espacio. Mucho mejor si las preguntas a las bases no son demasiado largas.
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