Noches eléctricas

Desde ayer, el periodo más beneficioso para hacer todo eso es el que va de la medianoche a las ocho de la mañana. Solíamos llamarlo 'noche', pero en adelante lo llamaremos 'lapso de eficiencia energética'. Y que se busquen la vida los poetas. Ayer la ministra del ramo dijo que ella no le recomendaría a su madre que se pusiese a planchar a las dos de la mañana «ni para atrás». Claro que no. Para reducir su factura, a las dos de la mañana la madre de la ministra tendría que hornear también un cordero. Y montar muebles con el taladro.

La ministra, en fin, llamó a «ser cuidadosos». Y hubo quien recordó que las lavadoras se programan, como queriendo decir que tampoco hay que levantarse en plena noche para ahorrar. Al escucharlo, yo agradecí a los cielos que la totalidad del país viva en barrios residenciales de las afueras donde cada casa unifamiliar, además de jardín, tiene un sótano o un garaje con espacio para la lavadora y la secadora además de para el banco de herramientas del típico padre español, que se llama Joe y es buen tío, pero regresó de Vietnam con un trauma y problemas de alcohol. Porque imagínense qué pasaría con esas lavadoras centrifugando de madrugada si el 70% del país viviese en pisos deficientemente aislados en los que al vecino se le oye todo. Las juntas de la comunidad transformándose en zona de guerra. La ONU mediando en el primer conflicto civil de la historia causado por unas lavadoras.

La pandemia va a tener hasta el final los efectos más inesperados. Ahora hemos encontrado el hecho diferencial vasco: una propensión distintiva a la mezcla de vacunas. El que te dice que no le repitas con AstraZeneca, que le cambies a Pfizer: ese es el vasco. Es lo que indican los datos de Osakidetza. Entre los trabajadores esenciales que recibieron la famosa primera dosis de AstraZeneca, el 65% dice que, para la segunda, Pfizer. En otras comunidades como Andalucía o Madrid ese porcentaje no llega al 10%. Los sindicatos creen que los ertzainas y profesores ceden a la presión de Salud: o Pfizer ahora o AstraZeneca no se sabe cuándo. Yo sin embargo no quiero pensar mal. La diferencia es tan grande que debe de ser genética. El vasco se enfrenta a las vacunas como se enfrenta Arzak a las salsas: buscando lo insospechado, la sorpresa, la revolución. La tercera dosis el vasco igual te la pide de chimichanga. Por innovar.

Un avión argelino despegó ayer con destino a Agoncillo y con toda la pinta de ir a buscar a Brahim Ghali y terminó dándose la vuelta a la altura de Ibiza. Preguntada por el asunto, María Jesús Montero aclaró lo sucedido: dijo que le desea una pronta recuperación al señor Ghali y que ella no tiene constancia de lo que es un avión. El misterio se suma a uno previo y peor. ¿Por qué se trajo el Gobierno a España al líder del Polisario en lugar de conseguirle tratamiento médico en cualquier otro lugar que no le sirviese a Marruecos como excusa?