Munición humana

Si en verano Bielorrusia lanzó a los migrantes contra la frontera lituana, la presión llegó el lunes a Polonia, casualmente el país de la UE cuyo Gobierno tiene problemas con Bruselas y no duda en movilizar a la caballería para defender fronteras. Las imágenes muestran a grandes grupos concentrándose en determinados puntos de la frontera entre pasillos de soldados bielorrusos. Nada parece espontáneo y hay testimonios de familiares de los migrantes que aseguran que saben que los utilizan pero les es indiferente porque no tienen nada que perder. La ventaja de usar a seres humanos como munición desestabilizadora consiste en que al rival los seres humanos todavía no le dan exactamente igual. Lo vimos en mayo en Ceuta. Ayer la UE, Estados Unidos y la OTAN respaldaron a Polonia e instaron a Bielorrusia a abandonar la presión. Feliz con el juego de amenazar, Lukashenko señala a Rusia y recuerda que es «la mayor potencia nuclear» del mundo. La diplomacia también consiste en hacer submarinismo en el interior de un pozo séptico. Ayer Lukashenko analizó la situación con su compañero de hockey Vladímir Putin y ambos están escandalizados con la actitud de Polonia. Esa hostilidad, tantos soldados. Les parece inaceptable. ¿Qué nos terminarán obligando a hacer?

Los programas del corazón alcanzaron el cénit de su negocio dejando de ocuparse de la actualidad para generarla ellos mismos. Las ventajas son muchas. No tienes que enviar a un reportero a cubrir la noticia de una fiesta en Cannes si haces que el reportero sea la noticia liándose con alguien, o agrediéndolo, o haciendo ambas cosas a la vez, en el pasillo del plató. Creo que los partidos políticos del momento intentan imitarlo. ¿Para qué vas a ocuparte de los problemas del país si ya llenas la actualidad con tus problemas internos? Será suicida, pero también es más cómodo. Y el fiasco siempre es una forma de inercia. Ayer Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida se abrazaron. Pues bueno. Si aquí lo realmente grave es que entre ellos, al parecer, se llaman 'partner', o sea, compañero. «Mi partner». En los buenos tiempos, en Madrid se organizaban motines (Oropesa, Esquilache, Aranjuez) por mucho menos de eso.

Las ayudas directas a autónomos y pequeñas empresas que el Gobierno aprobó en febrero han funcionado en el País Vasco al 43%. Se esperaban 35.000 solicitudes y llegaron 5.850. Regresan más de cien millones a las arcas del Estado. No ha sucedido porque la gente no necesitara las ayudas, sino porque estas requerían de una burocracia, más que compleja, inviable. Pues está bien pensado. El del salvavidas gritándote que es la mayor emergencia en cien años, pero que no te lo lanza hasta que le entiendas las instrucciones de uso en arameo.