Ayer se apareció Josu Ternera en la portada de 'Gara': una foto enorme, de estudio, muy elegante. En lugar de la habitual ropa de montaña, ... vestía traje gris sin corbata; en lugar de la frecuente txapela, una gorrilla Ascot. Con las manos en los bolsillos, posaba mirando a cámara. ¿Qué nos decía su rostro? Pues algo como: «He tenido una vida aventurera, pero ahora solo quiero amarte». De pronto, Josu Ternera no era Josu Ternera, sino Josu Le Veau, el legendario 'chansonnier' del distrito Norte.
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La foto no tenía sin embargo que ver con la música ligera. Era plomo pesado. La izquierda abertzale quiere pelearle la famosa batalla del relato a 'Patria', la serie de HBO. Y la voz cantante la llevan las voces ancestrales. Se concentran en un 'think tank' en el que piensan Pernando Barrena y Joseba Permach. Ambos han tuiteado que 'Patria' no es la verdad, sino el relato de los torturadores. Y que además el libro está escrito por un señor que «vivía en Alemania». Sí, bueno, fue lo que pensamos todos en 2006, cuando leímos 'Los peces de la amargura': «¡Qué mérito tiene este tío de Hannover que habla de oídas con toda exactitud!».
Ya se puede ir adelantando que el 'think tank' de la izquierda abertzale tampoco hila muy fino. Va a costarles colar que Fernando Aramburu es un alemán algo donostiarra mientras Josu Ternera es en cambio el de la foto: una mezcla de hombre de acción e intelectual que navegó con gallardía un tiempo tormentoso, como Jorge Semprún, solo que con algo menos de producción intelectual, un único libro, en realidad, y de recetas: 'Cocina entre rejas'. Luego está el asuntillo aquel de pasarse media vida dirigiendo una banda terrorista.
Cualquiera podía pensar que lo prudente para la izquierda abertzale sería disimular y rezar para que HBO estrenase rápido 'Westworld'. Sacando pecho se arriesgan a que, tras el éxito de una ficción fotografiada con estilo, llegue la reposición de los telediarios, donde la sangre y el terror se volcó en bruto, donde esperan las ruedas de prensa posbombazo de la Mesa Nacional. Es raro confiar en que ganarás la historia cuando tu mejor baza es el olvido. Pero luego están como están esas cabezas. Y Pernando Barrena ya se sintió insultado por 'Ocho apellidos vascos'.
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GOBIERNO
Feliz 1982
Pedro Sánchez anunció ayer la creación de 800.000 puestos de trabajo, pero el país ni se enteró. Estábamos todos hablando de la imputación del vicepresidente. Y eso que la imputación era ficticia: Pablo Iglesias no está siendo investigado. Lo que ha ocurrido es que un juez ha visto indicios de delito y, como su investigación no le compete, ha trasladado el asunto al Supremo, que decidirá si abrir o no diligencias. Que el PP, un partido en el que no cabe un abogado del Estado más, exija la dimisión del vicepresidente da cuenta del cinismo que anega la política española. De la memez se encargó Echenique, argumentando que los jueces en Grecia entrullan a fascistas mientras aquí persiguen a Iglesias. Bla, bla, bla. Lo que nadie esperaba es que Irene Montero intentase otro giro de guion anunciando de pronto la reforma de la ley del aborto. 800.000 puestos de trabajo y aborto. Estamos en 1982. Todavía reponen 'La bola de cristal'.
12-J
Otros virus
Habrán notado que del 47% de abstención en las autonómicas del 12 de julio no se acuerda nadie desde el 13 de julio. La abstención les importa a los partidos durante la noche electoral, y solo a los que pierden. Si alguien pensaba que la epidemia explicaba el auge del abstencionismo, llega el CIS para matizarlo todo un poco. El virus influyó, pero lo hicieron en mayor medida la desconfianza, la falta de alternativas, el hartazgo y el descontento, o sea, los virus endémicos de la política para los que nadie parece interesado en buscar una vacuna.
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