La hegemonía del PNV
Esta vez las encuestas apenas se equivocaron. El PNV ganó las elecciones, Elkarrekin Podemos y PP+Cs perdieron escaños como apuntaban los sondeos, aunque EH ... BIldu sacó más escaños de los estimados y el PSE algo menos. Pero ninguna encuesta pronosticaba tan baja participación. En estas líneas me voy a detener en la implantación social de los diferentes partidos, lo que explica no poco los resultados del domingo y da pistas evidentes de la coalición gubernamental que mejor reflejaría la voluntad mayoritaria de la sociedad vasca.
Según la encuesta del CIS del 24 de junio pasado, el PNV arrasa en intención de voto y simpatía electoral en las edades superiores a los 45 años (edades que concentran el 68% de votantes). EH Bildu le supera (en un 5% de electores) en la franja de edad de los 18 a los 34 años, donde está el 16% del electorado. Entre los 35 y 44 años, PNV y EH Bildu están empatados.
El PSE, como siempre, es el partido que está más uniformemente repartido. Es su fortaleza, aunque destaca por tener un ligero mayor porcentaje de votos entre las personas de 55 y más años, lo que, si se mantiene en el tiempo, muestra su debilidad.
El 20% de los vascos dicen que no votarían «nunca» al PNV, el 26% al PSE, el 32% a Elkarrekin Podemos, el 39% a EH Bildu, el 60% a Ciudadanos, el 65% al PP, y el 82 % no votaría nunca a Vox. Los partidos de la derecha españolista cosechan el mayor porcentaje de rechazos. Entre los de ámbito vasco, EH Bildu.
El PNV sería el partido más votado en todas las clases sociales excepto en la 'clase trabajadora/obrera/proletaria', como la etiqueta el CIS, que conforma el 13% de los votantes, donde tiene el mismo respaldo electoral que EH Bildu. En fin, el PNV tendría la mayor implantación desde los municipios de menos de 2.000 habitantes hasta los de más de 100.000. También en los tres territorios históricos.
Mirando al futuro, veo tres opciones de Gobierno posibles: la conformada por el PNV y el PSE; la coalición de izquierdas, EH Bildu, PSE y Elkarrekin Podemos; y la coalición PNV y EH Bildu. Las tres tendrían mayoría absoluta en el Parlamento vasco.
La coalición PNV y EH Bildu, con más de dos tercios de los votos (71% de los escaños), sería la preferida por quienes apuestan por un soberanismo de Estado, planteamiento periclitado, cuando el (buen) horizonte es el de una Unión Europea fuerte, federal y aplicando el principio de subsidiariedad, donde las regiones (o pueblos) -¿y las ciudades?- tengan su propia capacidad de decidir. Además, los modelos de sociedad del PNV y de EH Bildu son muy diferentes y casi cuatro de cada diez vascos rechazan rotundamente a EH Bildu.
De la solución de izquierdas, aun forzando mis personales opciones políticas, debo decir que tiene la ventaja de cortocircuitar la implantación de un PNV que, cual PRI vasco, lleva gobernando Euskadi cuarenta años, salvo en la legislatura de Patxi López. Que una opción política gobierne tantos años, a priori, no es buena cosa. Genera un clientelismo indeseable. Pero si el PNV sigue en el poder es por la indudable voluntad ciudadana en elecciones democráticas.
Además, la opción de izquierdas, hoy, tiene muchos problemas. Que el PSE no la puede, ni quiere, aceptar. Que la experiencia de EH Bildu cuando ha gobernado (así, en Gipuzkoa en la Diputación y en la Alcaldía de Donostia) no logró ser revalidada por la ciudadanía con sus votos. Y Elkarrekin Podemos aún no sabe lo que es gobernar y padece la enfermedad infantil de la izquierda, dixit Lenin.
Queda la opción PNV y PSE. Son los dos partidos menos rechazados. Por otra parte, en la histórica pregunta de su sentimiento de pertenencia, según el CIS, el 44% de los vascos se identifican con la formula «tan vasco como español», el 35% «solamente vasco» o «más vasco que español» y el 12% por «solamente español» o «más español que vasco». Este resultado con ligeras variantes no se ha movido en los últimos 40 años y conforma lo que cabe denominar como certeza sociológica. Y, aquí también, la fórmula PNV-PSE, encabezada por el PNV pues la balanza se inclina del lado del nacionalismo vasco, es la que mejor refleja la sociología electoral profunda de Euskadi.
Electorado que, según la encuesta de Ikerfel para EL CORREO del 5 de julio pasado, nos señala que el 88% de los vascos dicen que en Euskadi se vive bien o bastante bien; el 10%, regular, y apenas el 1% (esto es, del orden de 18.000 personas en edad de votar, cifra a no olvidar) que se vive bastante mal o muy mal.
Dadas todas estas cifras, no es difícil pronosticar que la mayoría de los vascos no quieren grandes cambios en su Gobierno y se deciden por la opción PNV-PSE. Pero queda por dilucidar una cuestión trascendental, la alta abstención: ¿Desapego de los políticos? ¿Miedo al Covid-19? ¿Resultados cantados por similares en diferentes encuestas?
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