El olvido
Hay una novela de Héctor Abad Faciolince cuyo título me viene a la boca con frecuencia, 'El olvido que seremos'. El pasado día 6 se ... conmemoraba el 80 aniversario del lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima. En el memorial a las víctimas, ese memorial que existe en todos los territorios donde ha habido muertes impronunciables, se recordaba el aterrador momento que vivieron los civiles inocentes, pero mientras eso sucedía, en los nueve Estados que poseen armamento nuclear no se cesaba en la inversión en sus arsenales.
El olvido posee una tenacidad furiosa, promovida, en este siglo, por los gobernantes y extiende sus semillas poco a poco, empapando nuestra vida cotidiana de ese pernicioso ingrediente que no cura, pero alivia. Yo no había nacido cuando tiraron esa bomba, pero recuerdo con nitidez una fotografía que ganó el Pulitzer en 1973 y que inmortalizaba a una niña vietnamita que corría desnuda asolada por el napalm.
Mientras escribo, viajan los líderes del mundo hacia Alaska con el fin de 'hablar' sobre el alto el fuego en Ucrania. Trump amenaza, con su boquita redonda, con graves consecuencias a Putin si persiste en rechazar la tregua, y Putin sigue mirando sin pestañear, mientras parece evaluar la letra pequeña de la amenaza trumpista; la insinuación de que el acuerdo incluiría un intercambio de territorios. Para este viaje no habríamos necesitado alforjas…
Nada hay previsible y el verano transcurre caluroso y en llamas. La única seguridad que tenemos los videntes es que con toda probabilidad se construirá un memorial para homenajear a las víctimas del conflicto, y que lo pagará Europa.
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