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La unidad exhibida esta semana por el arco parlamentario vasco para afrontar la guerra comercial es un logro en una Euskadi que amplía sus consensos. ... El compromiso mostrado por los partidos en la ronda de reuniones con el lehendakari -con la ausencia de Vox al no estar invitado- ayudará a capear mejor la crisis internacional desatada por el disparate arancelario. Los grupos disponen además de dos años sin citas con las urnas a la vista para no caer en tentaciones electoralistas, lo que abre un panorama propicio para afianzar la respuesta a una inestabilidad que amenaza con quedarse. El respaldo político constituye un sólido soporte para el escudo puesto en marcha por el Gobierno de Pradales, pero necesitará de más manos para aguantar el envite.
La disposición a arrimar el hombro no puede suponer sacar tajada de este ciclo de incertidumbre. Ni el Gobierno ni la oposición. Para que perviva este clima de entendimiento en un asunto tan trascendental como son 'las cosas del comer', será preciso atender la relación y alejarla también de tirones de oreja injustificados. Que el Ejecutivo en coalición PNV-PSE comparta con los partidos los diagnósticos y que avance desde el acuerdo plural, aunque su mayoría no lo haga imprescindible. Y que los grupos parlamentarios se impliquen en los consensos sin regates ni escaramuzas partidistas, aunque legítimamente puedan manifestar sus discrepancias.
Euskadi no solo necesita un escudo coyuntural para capear la crisis de Trump, sino un diagnóstico compartido sobre su debilitado tejido productivo. Es urgente detectar los problemas más profundos para evitar la dramática sangría de expedientes de regulación de empleo, despidos y cierres de empresas. El último en la planta de Bridgestone, afectada precisamente por la competencia china en la fabricación de neumáticos. El plan industrial concebido para repartir 2.100 millones en ayudas, concentradas en apuntalar a las pymes, y los escudos forales para restar tensiones en las tesorerías de las empresas son medidas fundamentales para que la economía vasca pueda navegar en aguas tan turbulentas. Pero deben ir acompañados de los apoyos que preste el Gobierno central, que ha activado el primer tramo de la línea de avales ICO por valor de 1.000 de los 14.000 millones previstos en España, y de los parapetos europeos desplegados para frenar el golpe arancelario. No se trata solo de resistir, sino de no salir malherido.
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