Una competencia, no una carga
La atención a los menores extranjeros no acompañados en Bizkaia ha ocupado buena parte del mandato de Manuel Lezertua como Ararteko, una década que llega ... a su fin. Su último informe, presentado al Parlamento vasco por su sucesora interina, Inés Ibáñez de Maeztu, indica que la «preocupación» por los adolescentes sin vínculos familiares sigue muy presente. Las cifras dan cuenta del desafío: trece locales de la red pública, con capacidad para 287 residentes, asumen a más de 600 chicos y chicas. Que el número de tutelados se haya casi duplicado en un año por una etapa de llegadas incesantes plantea una primera exigencia, la de prestarles asistencia en condiciones de dignidad y seguridad para ellos, los trabajadores sociales y el entorno de los centros. Sin que la «situación excepcional» de afluencia de chavales suponga una renuncia a ofrecerles itinerarios educativos personalizados para su integración, por más que lo permita el decreto foral en vigor desde finales del año pasado. Aportar oxígeno a un sistema tensionado y dar sentido de futuro a la acogida inicial trasladan a la sociedad que la competencia se ejerce como una responsabilidad y no como una carga.
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