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Ajetreado y laborioso fin de semana para toda la clase política del país, haciendo los deberes para decidir qué hacer y decir en el debate de los Presupuestos Generales. A ver con qué nos salen nuestros próceres en esta ocasión. Algunos parecen tenerlo claro. El Gobierno presume de que las inversiones millonarias en Cataluña cumplen con el Estatut, hecho que tranquiliza mucho al resto de los españoles. Cada uno va a arrimar el ascua a su sardina y a ninguno le va a importar que se le queme el pescado. Ellos cobran dietas y pueden comer otra cosa. No nos cabe duda de qué cosas, muchas, no cambiarán un ápice. Sánchez lo ha dejado claro: «Esperen sentados a las elecciones. Vamos a gobernar hasta 2020», ha dicho.

Seguimos empeñados en este país en gastar nuestras fuerzas en luchar contra el pasado, lo que nos deja sin pizca de energía para construir algo nuevo cara al futuro. No se trata de aplicar el refranero con eso de que agua pasada no mueve molino, está más que claro que no podemos olvidar de dónde venimos, pero que esto no nos impida ver a dónde vamos. El pasado sí es nuestro, pero el futuro se lo debemos a los que vienen detrás.

Mientras tanto, por aquello de vaya usted a saber, la prisión de Estremera suspende durante dos meses las comunicaciones de Villarejo con su mujer. La señora Carmena rabia viendo cómo la maldita hemeroteca saca unas palabras suyas que coinciden en su totalidad con lo que a día de hoy dice Vox. Y si algo ha quedado claro es que la candidata del PP Ruth Beitia es una atleta de élite y sigue batiendo récords, desde su designación como candidata en Cantabria ha hablado dos veces y se ha equivocado tres.

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