La prórroga
Las subvenciones a los combustibles fósiles atizan el calentamiento global
En los partidos de fútbol, la prórroga es lo más emocionante… a veces. Y a veces es una prolongación de la agonía que lleva directamente ... a los penaltis. Solo se recurre a la prórroga en las eliminatorias, pero en otros deportes, como el baloncesto, las prórrogas son habituales y dan mucho juego, ya que el deporte es rápido, casi vertiginoso, y en en ese tiempo suplementario pueden pasar muchas cosas. ¿Qué clase de prórroga es la de la COP28? ¿Se parece más a la del fútbol o a la del baloncesto? Una cosa sí sabemos: no habrá penaltis.
La cumbre empezó bien, con un buen acuerdo sobre compensación de daños. Su final es la prórroga de rigor (lo es desde el año 2000). Otra característica común a estas cumbres es que nunca se llega a lo que es mejor y necesario, y con suerte culminan en algo bueno, aunque de limitado alcance. Desde el Acuerdo de París hasta hoy, todo han sido fracasos más o menos atemperados, y la cumbre de Dubái ha destacado en esa serie gris por dos cosas: tiene lugar en un momento crucial, cuando el peligro del cambio climático no es que llegue, sino que empeore hasta lo insoportable; y el país anfitrión es uno de los grandes productores de petróleo, lo cual viene a ser una broma cruel y una señal delatora de la combinación de fuerzas, intereses, equilibrios y desequilibrios que determinan las resoluciones insuficientes.
Es bueno que se reúnan los representantes de las naciones. Con ellos, representados por las naciones mismas y por los distintos 'lobbies', se reúnen las fuerzas que ofrecen soluciones y las que están atrapadas en sus intereses particulares, contrarios al interés común de la Humanidad. La ONU ha propuesto un abandono de los combustibles fósiles a dos velocidades, una para los países ricos y otra para el Sur global. El lunes pasado, su secretario general, António Guterres, pidió que se abandonaran en primer lugar los bloqueos tácticos (Arabia Saudí rechaza cualquier texto que mencione los combustibles fósiles). Lo que propuso Guterres es justo y necesario: reconocer que hay que eliminarlos en un plazo coherente con el límite de los 1,5 grados. Los pequeños países del Pacífico asentados en islas que el mar se come tienen prisa. Los grandes productores de petróleo, gas y carbón prefieren ir reduciendo el uso de estas materias para que su abandono coincida con su agotamiento.
Claro que al margen de acuerdos y desacuerdos, se pueden hacer muchas cosas: Ngozi Okongo-Iweala instó a las naciones a cambiar el destino de las ingentes cantidades de dinero que hoy día subvencionan los combustibles fósiles, ese dinero que es ahora leña en la hoguera del calentamiento global. Ayer Ngozi Okongo-Iweala hablaba en Dubái y yo escribía este artículo para ustedes. Todavía no había terminado la prórroga.
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