Monjitas
Las carmelitas descalzas de Ronda, en riesgo de perder la custodia de una reliquia
Sospecho que soy la culpable de que mis hijos tengan cierta aprensión por las iglesias. Yo lo atribuyo a un día determinado en el que ... visitábamos Ronda, esa preciosidad que cuelga en su serranía y donde visigodos y romanos dejaron su huella. Hacía un calor que derretía la voluntad y no se me ocurrió mejor idea que buscar frescor en el convento de la Merced, donde las carmelitas descalzas vendían mantecadas, bizcochuelos, teresitas y un montón de dulces.
Tras la compra, a través de un torno con celosías, nos ofrecieron contemplar la mano incorrupta de Santa Teresa. Accedimos los adultos y, sin tiempo para explicar a mis vástagos lo que era una reliquia, se abrió una especie de confesionario con una luz rojiza apuntando a una mano de plata y piedras preciosas con una cavidad acristalada en el centro. Sin habla y con los ojos como platos, la solícita monjita dio rienda suelta a la historia de la reliquia a través de la celosía.
Nos contó que la mano incorrupta había permanecido cuarenta años en el dormitorio del 'generalísimo' Franco y que tras su muerte fue devuelta al convento, donde era venerada porque al parecer estaba especializada en fertilidad y llenaba la comarca de pequeños milagros. Mis hijos, niños entonces, iban perplejos de la voz de la monja a la mano santa y viceversa, escuchaban aterrados que el cuerpo de la santa fue desmenuzado cuando allá por el siglo XVI se exhumó el cadáver incorrupto; el pie derecho y la mandíbula superior partieron a Roma, la mano izquierda fue a Lisboa; la derecha, el ojo izquierdo, y dedos y algo de sus pies fueron repartidos por España, especialmente en Alba de Tormes, donde están los relicarios de su brazo derecho y el corazón. Nuestra divina guía comenzó a hablarnos de la afición de Felipe II, el monarca en cuyo imperio no se ponía el Sol, por las reliquias sagradas. Al parecer fue tan grande que llegó a poseer doce cuerpos enteros, 144 cabezas y 306 miembros de santos y santas. Totalmente horrorizados salimos a la luz poderosa del mediodía, nos metimos en el coche y huimos despavoridos.
Hoy las carmelitas descalzas, que también han ido perdiendo miembros, están a punto de perder la tutela de la dichosa mano. Solo quedan cuatro monjas en el convento de la Merced y, según las leyes de la Iglesia, hacen falta al menos seis para tutelar una reliquia. Si no encuentran dos hermanas con vocación, la concentración de reliquias en Ávila será espectacular y Ronda perderá la peregrinación de mujeres que ruegan a la mano incorrupta un milagro hormonal. Con el problema de población que tenemos…
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