La ley marcial en Ucrania prohíbe la salida del país a hombres de entre 18 y 60 años que considera aptos para combatir. Al inicio ... de la guerra, el entusiasmo por defender una patria invadida era masivo, pero con el tiempo fueron llegando los ataúdes, los heridos y el trauma imposible del contacto con la muerte.
En Ucrania hay jóvenes a punto de cumplir 18 años que permanecen escondidos hasta que tienen la posibilidad de huir del país. El control social es férreo y lo ejerce no solo el Estado, sino la misma sociedad. Cada familia tiene a alguno de sus miembros herido o muerto y no permite que los demás se vayan de rositas de un conflicto que, de una manera u otra, acabará apagándose como una vela si no hay ejército. Las agencias de mercenarios se multiplican con avisos en Telegram sobre el coste por el servicio de sacarlos del país o de proporcionarles documentos falsos que los eximan de su incorporación. La corrupción entre las comisiones médicas militares obligó al presidente a realizar una buena limpieza destituyendo a muchos de sus miembros.
Hace unos días se ha aprobado una ley de movilización de civiles para servir en las fuerzas armadas que el ejército y los aliados de la OTAN pedían a gritos para que cesara la huida de los jóvenes en edad de combatir. La presión sobre la población aumenta y se endurecen las sanciones para los que incumplan sus normas. Las autoridades podrán quitarles el pasaporte o el carné de conducir, y no rotar a los combatientes cada tres años. Ser joven en Ucrania es no poder soñar. Me lo dijo un pianista de 27 años que había huido a Polonia y que ahora es profesor de música en una escuela de nuestro país.
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