Un drama
Si algo tiene que tener claro un partido de derechas es quién es el jefe. O la jefa
He intentado no escribir sobre esto, pero no lo puedo evitar. Es como cuando algo no te sienta bien y lo sabes, pero te encanta ... y no puedes hacer nada. Así es la vida, muchas veces, creo. Lo malo es que sospecho que no controlo el tema. O sea, que tengo la sensación de que no lo pillo todo. De que hay algo que se me escapa. Y sin embargo, aquí estoy, lanzado, embalándome. Qué verbo, embalarse. Porque, bueno, a ver, ¿quién no se embala ante ciertas cosas? Todos nos embalamos.
En fin, a lo que iba: yo tenía entendido que lo del PP ya estaba solucionado. Que Casado había aceptado el cuento de Ayuso y había cerrado el caso. Ya está: fenomenal. Lo del hermano, al parecer, solo era una cosa de cincuenta mil euros. O sea, no mucho. Lo que quiero decir es que podrían haber sido cincuenta mil millones, pero no lo son. Solo son cincuenta mil euros, nada más. Es poco. Estamos de acuerdo en que es poco, ¿no? Pues asunto concluido. Todos contentos. Se ha montado un pequeño drama, vale, pero en el fin de semana se había resuelto todo. Viva la paz.
¿Qué pasa ahora? ¿Hay más o no hay más? La política es intriga, en parte. Lo sabemos. Luchas por el poder y todo eso. Hacer dosieres. Que sepas que tenemos un dosier y tal. Que sepas que sacamos la foto fea y te hundimos. Esas películas. A veces están bien, pueden ser amenas. Pero si ahora el que tiene el dosier por el mango titubea y se achanta, entonces ¿quién manda? Es raro. ¿No hay nadie que mande de verdad? El tema es ese. Alguien tiene que mandar de verdad, digo yo. Y si es así, ¿cómo permite que estos pavos de pelea monten la que han montado?
Aquí está fallando algo y no sé qué es. ¿Un partido de derechas en el que no se sabe quién es el jefe? Eso hay que arreglarlo cuanto antes. Si algo tiene que tener claro un partido de derechas es quién es el jefe. O la jefa, claro, ojo. Pero tiene que ser alguien. Un partido de derechas tiene que estar pletórico. Tiene que posar guapo. Tiene que trasmitir felicidad. Dientes, dientes y más dientes. Nada de montar dramas. Aquí, la que monta los dramas es la izquierda. La que pide demasiado, la que se queja de todo, la que siempre está depre es la izquierda. Una derecha depre resulta una contradicción. Pero está claro que vivimos en una época compleja. Ahora hasta Dios se siente solo. Hasta el diablo sufre ataques de pánico, qué tiempos.
Por cierto, Aznar ¿qué dice? Porque seguro que dice algo. Aunque lo hará en la intimidad, ¿no? Me lo imagino. O sea, intento no imaginármelo, pero me lo imagino. No lo puedo evitar. Es más fuerte que yo. Y contento no está, me parece a mí. Un drama.
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