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Mikel Casal

No te creo

Nos volvemos locos y estamos volviendo locos a nuestros seres queridos no humanos

Hay mucha gente sola, lo sé. Lo de la epidemia de soledad, al parecer, es un hecho, todos lo sabemos. Y, los que aún no ... lo saben, lo sospechan, creo. Pero bueno, no pasa nada, es lo que hay. Mucha gente prefiere vivir así. Mejor sola que mal acompañada, eso seguro. Hasta aquí, ningún problema. La cosa asciende a otro nivel con el asunto de las mascotas. O sea, los animales de compañía, si te gusta más decirlo así. El asunto de los animales de compañía está creciendo y amenaza con convertirse en un fenómeno contemporáneo de dimensiones, no sé, ¿monstruosas?

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Vamos a ver, los perros son maravillosos, eso nadie lo duda: criaturas inteligentes y empáticas. Si tú cojeas, tu perro va a cojear. Los gatos, en fin, ya los conocemos, dan sensación de hogar y demás. Pero luego hay muchas otras especies animales en nuestras viviendas. Yo conozco a una chica que vive con tres gecos, unos pequeños saurios escamosos también llamados salamanquesas. Se mueven libremente por la casa. Afirma que se comen a las arañas. También hay gente que ama a las arañas, claro. Gente que tiene tarántulas y viudas negras en terrarios y las alimenta todos los días.

Y quien dice arañas, dice ya cualquier bicho. Serpientes, cuervos. Dicen que los cuervos son muy listos, que aprenden a hablar. Es todo un mundo. Es más que un mundo, es una galaxia. La galaxia de los animales de compañía que viven en nuestras casas. Y a los que mimamos y alimentamos. Y a los que queremos más que a nadie, no es ningún secreto. Por la mañana, en mi paseíto habitual hacia el bar en el que me tomo el café, tropiezo siempre con las dueñas de perros. Si tienes cuervos o tarántulas, no los sacas a pasear, obvio. Pero a los perros hay que sacarlos. Hay un vínculo especial entre humanos y perros. Y el hecho de tener que salir a diario también es bueno. Ya tienes algo que hacer. Te peinas, te arreglas, tienes un propósito en la vida.

Hay una señora de mediana edad muy avanzada que tiene cuatro caniches iguales y los lleva en una silleta. Y a lo que iba: ella misma tiene ya cara de caniche. Es gracioso. Sin embargo, a ella le gusta. Les pone lacitos a los perros y se los pone también ella misma. Los mismos lacitos. Y conozco a otro que siempre ha tenido cara de galgo y al final ha acabado viviendo con un galgo. Puede que sea una galga, claro, pero es lo mismo. La cuestión es que ya no solo nos estamos volviendo locos nosotros, sino que también estamos volviendo locos a nuestros seres queridos no humanos. Ya hay ansiolíticos para perros, antidepresivos para gatos. No me digas que esto no tiene mala pinta porque no te creo.

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