Bajo sospecha

Esa actitud se convierte aún en más sospechosa al trascender que entre el material no aportado inicialmente figuraba un testimonio que sugiere que la actual consejera de Salud, Nekane Murga, estaba al tanto desde hace años de supuestas filtraciones de exámenes similares a las que ahora han salido a la luz, en las que la Fiscalía observa indicios de delito. El cúmulo de sospechas sobre esos inadmisibles tratos de favor en el acceso a la función pública han costado el cargo al exconsejero Jon Darpón, a la directora general de Osakidetza cuando se celebró la OPE y al exresponsable de Recursos Humanos en una sucesión de dimisiones sin precedentes en el Gobierno vasco. En su comparecencia de hoy en el Parlamento a instancias de la oposición, Murga está obligada a aclarar si conocía o no tales amaños en la selección de médicos especialistas, qué hizo en su caso para evitarlos -era viceconsejera con Darpón- y por qué su departamento no puso desde el primer momento a disposición de la Justicia todo el material en su poder. Incluido el que la compromete personalmente. También habrá de dar explicaciones sobre las pesquisas internas abiertas por Osakidetza que no detectaron indicios de anomalía alguna y cuya dirección fue encomendada a la exburukide del PNV y exconsejera de Comercio Belén Greaves. Tal elección y las conclusiones de sus trabajos en nada favorecen la imagen en este caso del Gobierno vasco, que debe prestar la máxima colaboración a la Justicia para que resplandezca toda la verdad y se depuren las responsabilidades penales que correspondan.