Allá nosotros
Estamos buscando el voto útil a pesar de saber su inutilidad. La coalición entre Podemos, que hace más de lo que puede, y la izquierda desunida tampoco es la solución, porque no hay soluciones que no pasen por una votación de todos. Incluso de los que no piensan votar. Las buenas relaciones de Pedro Sánchez con Pablo Iglesias se pueden quebrar en cualquier momento porque lo único que no toleran es que la otra parte les lleve la contraria. Las dos partes creen que la razón es suya, además de ser indivisible. Ambos buscadores de la verdad se mienten mutuamente, y no habrá solución hasta que no haya unas elecciones generales. ¿Por qué las temen ambos por igual, sabiendo que la igualdad no existe?
No siempre la peor cuña es de la misma madera porque eso depende del árbol donde la hayan cortado. Los que creemos que el verdadero enemigo es el que siempre está hablando del enemigo desconfiamos de los súbditos amigos. Antes se llevaban a matar y ahora se conforman con dejarse malheridos, porque el combate va para largo y los líderes tienen una vida corta. Cuando se parte un piñón las raciones son obligatoriamente escasas.
Felipe González, que es el único que lo vio claro en su momento, está aguardando el suyo. El gobierno de las encuestas cada día tiene más seguidores, pero corren el peligro de volver la cabeza atrás y comprobar que no los sigue nadie, aunque a esa ausencia le llamamos mayoría. En Andalucía el PSOE se propone gobernar otros cuatro años mientras el cuerpo electoral aguante. Esa es la cosa y la cosa se llama España.