Lo más interesante de las conversaciones políticas es las que se mantienen en la cárcel. Sobre todo cuando hablan Iglesias y Junqueras, que no saben callarse por los codos porque están diseñando lo que llaman «el ajuste fiscal», que tiene muy poco que ver con la Justicia sin apellidos. Aunque Pablo Iglesias no esté en el Gobierno, que todo se andará, sí está en el poder, pero el problema más urgente, que es el que admite más esperas, es que hay poco dinero para las pensiones y el que hay está mal gestionado. Únicamente el 5% de los españoles cree que paga pocos impuestos. Sólo aspiramos a que nos pasen la facturita sin añadirle ningún cero, más que en conducta.
Publicidad
Lo que corre más prisa, después del aviso de Bruselas, es que cuadren las cuentas pero eso depende de quienes las hagan. El presidente del Gobierno no sabe qué hacer, pero está dispuesto a hacerlo. Se dice que Pedro Sánchez sabe cuál es el precio de su permanencia y está dispuesto a pagarlo, a condición de que no haya recargos en la factura. Lo peor de los hechos consumados es que nos van a consumir antes a muchas personas. Mientras, ERC proclama que no se conforma con algo, ni siquiera con la mejor parte, sino con todo. Pablo Iglesias tiene la palabra, pero la usa tanto que no deja escuchar a los que opinan algo que discrepe con su exiguo catálogo de soluciones. Los que no nos desanimamos nunca no tenemos el menor mérito, porque jamás hemos estado animados. La situación del PSOE, que antes era mala, se ha vuelto denigrante, mientras siguen las conversaciones en la cárcel, que es el mejor sitio para que se entere todo el mundo por muy bajito que se hable.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión