La reforma de la Casa de las Cadenas avanza en los trámites administrativos

Tampoco ninguna de las entidades que ya ha emitido su informe sectorial ha puesto reparo alguno a que un tercio del patio trasero, calificado como espacio libre, pase a ser de equipamiento y sobre él se construya parte del complejo proyectado. Pero antes de llevar a pleno la modificación definitiva habrá que esperar a conocer el posicionamiento de una entidad como la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), que dispone aún de unos tres meses para hacerlo ya que, en su caso, contaba con medio año de plazo para emitir una valoración. El doble de tiempo que otras entidades.

También es cierto que el riesgo de inundación es un factor muy a tener en cuenta por la proximidad al río. De hecho, es algo que Félix Escribano, arquitecto encargado de redactar el proyecto, tuvo muy presente desde el principio; apostando por la búsqueda de soluciones que dieran estanqueidad al complejo, sobre todo, en la parte posterior.

«De momento, la aprobación inicial sigue adelante porque no ha habido alegaciones y todos los informes que se han recibido han sido favorables; pero quedan los más trascendentales», reconoció el concejal de Urbanismo, Guillermo Ubieto, que citaba entre ellos al del organismo de la cuenca.

Entre los que no ven problema al cambio planteado por la Fundación Caja de Burgos están varios organismos de Medio Ambiente, que en su análisis no han apreciado ninguna afección medioambiental al cambio propuesto. Tampoco la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, a la que es obligatorio pedir informe en muchos temas de carácter urbanístico, ha visto inconveniente alguno en el cambio de uso de una parte de ese jardín. «No está habiendo ningún problema, por lo que es previsible que el proyecto se pueda ejecutar en el mejor de los plazos que la Fundación haya estimado», valoró el edil.

Por tanto, si la tramitación continúa su normal desarrollo será en el último trimestre del año cuando se pueda aprobar de manera definitiva el cambio puntual del PGOU, trámite que, directamente, allanaría el camino para que la entidad pueda presentar ya las correspondientes licencias de cara a poder ejecutar un proyecto que pretende convertir el palacio, junto a cuatro casas de la calle San Llorente, en un centro económico, social y cultural, con auditorio de unos 200 metros y una caja escénica de unos 60. Precisamente sería el espacio escénico el que ocuparía ese trozo de jardín, el que coincide con las fachadas de los inmuebles de San Llorente que se van a demoler.

En esa zona es donde se prevé construir un edificio nuevo, que mire al Ebro y que garantice la accesibilidad, ya que será ahí donde se emplace el ascensor y el núcleo de comunicaciones del complejo. De este modo, la intervención en el palacio será la mínima necesaria para acondicionar espacios para el aula de medio ambiente y la zona de apoyo al emprendimiento, entre otras.

Cuando la Fundación presentó a iniciativa a finales de septiembre de 2022, planteaba hacer una inversión de unos 4 millones de euros en un edificio a estrenar en un plazo de unos dos años y medio, de los que ya ha consumido diez meses.