Preparados para enfrentarse al verano
El cambio climático hace que se ensanche la franja veraniega «y se incremente el riesgo de incendios»
Los tradicionales meses veraniegos, al menos los que hasta ahora venían considerándose así son los de julio y agosto, y ya que el primero toca ... hoy a su fin, podría pensarse que en el parque de Bomberos de la ciudad pueden empezar a relajarse porque ya les queda poco tiempo para tener que permanecer alerta ante los posibles incendios; podría pero no. El responsable del parque mirandés, Diego Ortiz, tiene claro que «el cambio climático es un hecho y ahora podemos decir que lo que podemos conocer como franja veraniega se está ensanchando».
Su afirmación queda corroborada con las medidas adoptadas por la Junta de Castilla y León. La administración regional, que es la que tiene la potestad para calificar la situación en la que nos encontramos, en función de las temperaturas y el estado de sequedad de la tierra, entre otras cosas, ha establecido este año como período de peligro alto de incendios forestales, el comprendido entre el pasado 12 de junio -en Miranda se recuerda por las restricciones que afectaron a las fiestas de san Juan del Monte- y el 12 de octubre. Este final también se estableció para el pasado año, en el que durante las fiestas de Nuestra Señora de Altamira la consecuencia fue que tuviera que suspenderse una de las sesiones de fuegos artificiales.
En este tiempo de peligro alto de incendios forestales si la situación climatológica se complica todavía más, la Junta puede decretar alertas para fechas concretas, con las que las restricciones son aún mayores.
Los datos relacionados con las intervenciones de los bomberos mirandeses que se manejan en este momentos son los que se dieron el pasado año, en un 2022 que fue «muy complicado, tuvimos incendios por aquí cerca, como el de Orón y algunos en localidades de Álava a los que tuvimos que acudir. Este año, por el momento no hemos tenido ninguno digno de reseñar», se felicita aunque con cautela porque «ya sabemos que en cualquier momento puede llegar un fuego».
El año pasado el fuego fue el causante de que se movilizara a los efectivos del parque en un total de 229 ocasiones, «que no son todas en las que intervenimos, porque hay ocasiones en las que llegamos al lugar en el que se nos requiere y ya no se precisa de nuestro trabajo».
Sí tuvieron que actuar en 191, de las que 56 se produjeron para apagar fuego en maleza y matorrales y otras 30 en rastrojos y cereal. En lo que va de verano en el que «no hay diferencia de peligrosidad entre unos meses y otros», la tranquilidad en el parque mirandés ha sido la tónica general. Dice el jefe de los bomberos de la ciudad que «la lluvias que tuvimos en junio vinieron muy bien. Había temor porque el año estaba siendo muy seco, pero ese agua caída hizo que mejoraran mucho las condiciones».
Para que no se produzcan sobresaltos relacionados con el fuego es evidente que todo el mundo tiene que poner de su parte. En ese capítulo argumenta Ortiz que es imprescindible tener mucho cuidado en zonas rústicas, cercanas a arbolado, «olvidarse de barbacoas en esos espacios y, si hablamos de tareas agrícolas no hacerlas en momentos de mucho calor. Hay que respetar la normativa y, de lo que en el fondo estamos hablando es de tener sentido común».
Aunque desde fuera la percepción sea la de considerar que la labor de los bomberos se centra prioritariamente en hacer que desaparezcan las llamas , lo cierto es que las estadísticas dejan patente que esa tarea no significa ni tan siquiera el 30% de su trabajo. Más del 50% de las intervenciones que acaban realizando a lo largo del año son «las relacionadas con los salvamentos, así que la preparación que hacen los bomberos durante el verano no es muy diferente de la que realizan en otras épocas del año».
Y esto es así porque al ser el mirandés un parque de bomberos profesional se dispone de una plantilla preparada para actuar en contingencias diversas.
«El verano es una época especial, si, pero nuestro día a día no cambia demasiado porque si con lo que nos encontramos es con un incendio forestal la labor que nosotros hacemos es de apoyo porque para esa labor ya están los forestales de la Junta».
Medios y personal
Los bomberos mirandeses realizan su labor en la ciudad y en sus alrededores de modo prioritario, pero su ámbito de actuación es mucho mayor porque «tenemos convenios con la Diputación de Burgos y con Álava, así que de vez en cuando se requiere de nuestra presencia».
Y cuando son llamados acude algunos de los 28 efectivos que integran en estos momentos la plantilla, en la que quedan por cubrir algunos puestos. Fue el pasado jueves cuando se publicaron en el Bocyl las bases para cinco plazas de bombero y «quedarían por cubrir plazas en la zona de mando, dos de sargento, la de suboficial y la mía porque yo estoy como interino».
En cada turno se incluyen cinco bomberos y un sargento así que «nos toca trabajar mucho, estamos los justos y vendría bien que pudiéramos ampliar la plantilla que, en cualquier caso, con los que somos, atendemos bien las necesidades de la ciudad».
En lo que están mejor las cosas es en lo relacionado con el material porque «aunque siempre puedes pedir más, estamos bien. Los vehículos los tenemos todos duplicados; algo que es fundamental para no dejar desprotegida la ciudad si tenemos que salir a alguna intervención en la que se nos requiera por convenio». Se dispone en la actualidad ocho camiones y cuatro vehículos ligeros.
Con ellos trabajan los bomberos que esperan que en lo que resta de verano «no seamos protagonistas, sería una buena señal», apunta su responsable.
Retirada de avisperos y enjambres
Es cada vez más habitual ver a los bomberos enfundados en trajes blancos especiales, lo que es señal de que el trabajo que tendrán que realizar está relacionados con abejas o con avispas que «en el caso de las velutinas nos dan problemas porque están anidando en altura, en la zona del río y nos encontramos con problemas de accesibilidad, no podemos llegar bien hasta donde están». Con las abejas lo que les toca es recogerlas «porque no se pueden matar, están protegidas». En verano se multiplican las salidas de los bomberos por este motivo.
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