El Euromillones del viernes: comprobar resultados del 5 de diciembre
A los operarios de la Carretera de Logroño no les faltó el agua a pie de obra, mientras que el personal de Integra trataba de evitar el uso de maquinaria y trabajar a la sombra; un espacio muy codiciado ayer por todo el personal que desarrolla su actividad en la calle. E. C.

Miranda se abrasa a más de 40 grados

Los termómetros vuelven hoy a los registros habituales para estas fechas tras marcar la máxima de Castilla y León

Cristina Ortiz y Raúl Canales

Jueves, 10 de agosto 2023, 00:01

La jornada comenzó 'fresquita'. 13,4º grados marcaba el termómetro a las siete de la mañana -fue la mínima del día- cuando la cuadrilla de ... Integra, centro especial de empleo vinculado a Valkiria, se puso en marcha para cumplir con la planificación de trabajos en varias zonas verdes de la ciudad y en el castillo, donde «no hay ni una sombra y se hace duro trabajar en días con tanto calor» como el de ayer, en el que se llegaron a registrar 41º a las cinco y diez de la tarde.

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Marcó la máxima de Castilla y León, seguida de cerca por otra población de la provincia: Medina de Pomar, que casi a la misma hora registró 40,9º. Hasta 38,4º llegó Burgos a las cuatro y Aranda sumó un grado más, 39,3º. De todos modos, pese al intenso calor concentrado en la parte central del día, Miranda no superó su máximo estival, situado en los 42,8º del 17 de julio de 2022, ni alcanzó la previsión de 43º que para la jornada de ayer en la ciudad daba la Aemet, que marcó riesgo extremo por altas temperaturas.

El tiempo es una de las variables que tiene muy presente durante todo el año Laura Urbina, coordinadora de Integra, a la hora de planificar una actividad de jardinería que se realiza en la calle. De hecho, más allá de las previsiones puntuales, durante todo el verano adelantan a las 7.00 el inicio de la jornada. «En días así a partir de las doce no hay quien pare, es insufrible. Así que procuro que se haga lo duro a primera hora y luego almorzar y descansar un rato para acabar pronto».

«Adelantaría más el horario, pero hay trabajos que hasta la ocho no se pueden realizar por ruido»

Laura Urbina

De hecho, si pudiera, en días como los de ayer, adelantaría aún más el horario de entrada, pero «hay trabajos que hasta las ocho de la mañana no puedes realizar para no hacer ruido». Y son, además, aquellos que precisamente intentan no hacer en las horas centrales del día porque los motores de desbrozadoras, sopladoras... también pesan y dan calor; al igual que los equipos de protección individual, desde botas, a cascos a guantes. «A media mañana intento buscar zonas con sombra para trabajar, pero a veces es imposible». De hecho, en el castillo, donde tenía a un grupo de gente, «no hay nada».

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Más suerte tuvieron ayer los trabajadores de la obra de urbanización de la Carretera de Logroño. Les tocó colocar baldosas de la acera que estaba a la sombra y tenían claro que en cuanto acabaran esa zona darían por finalizada su jornada. Ya habían adelantado la salida el martes. Aún así contaban con una buena remesa de agua fría a pie de tajo. «En el supermercado no dan abasto para enfriarla», bromeaba Mehmed.

También llevaba agua fría para beber Rosario Cuartango, una de las vigilantes de la Zona Azul, además de un abanico y un pulverizador para refrescarse la cara y la cabeza. Aún así, la tarde se le hizo dura. No lleva bien el calor y saber que tiene que estar en la calle en jornadas como la de ayer le genera bastante ansiedad. «Es un día de los peores», reconocía sobre las seis de la tarde.

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«Creo que no teníamos que trabajar en momentos como estos. Deberían de tener un poco más de compasión con nosotros»; máxime, teniendo en cuenta que a estas horas la calle está casi desierta». Ella, desde luego, pese al frío, prefiere el invierno para trabajar en el exterior. «Te puedes abrigar, ponerte una camiseta térmica... ahora no podemos ni llevar pantalones cortos. Es algo que he solicitado pero me han dicho que no se puede».

En estos cosos, el sentido común y la experiencia son a veces más eficaces que cualquier protocolo. «Nos han recomendado hidratarnos bien, ponernos las gafas de sol, echarnos crema protectora y retirarnos a la lonja a realizar otras actividades cuando el termómetro marque más de 33 grados, pero sobre todo tienes que estar atento a lo que tu cuerpo te va diciendo», explica Alex Cadiñanos, que a mediodía estaba segando una zona verde de Bayas.

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«Trato de buscar cada cierto tiempo un poco de sombra y cuando veo una fuente aprovecho a beber»

Alex Cadiñanos

«Trato de buscar cada cierto tiempo un poco de sombra y cuando veo una fuente aprovecho para beber agua fresca», afirmaba. En un trabajo como el de jardinero, el peligro no radica tanto en una jornada de calor extremo sino en la acumulación de días pesados. «No te vas dando cuenta pero te vas debilitando por desgaste y puedes llevarte un susto. Algunos compañeros ya han sufrido este verano mareos, por lo que es muy importante estar atento a las señales de tu cuerpo», asegura Cadiñanos, que ayer decidió posponer los trabajos previstos en una zona que levanta mucho polvo y centrarse en otras en los que era más llevadera la temperatura encima de la máquina. «Para los jardines, el problema no es el calor del verano sino el de la primavera, porque no ha llovido lo suficiente y la tierra lo acusa. Aún así no puedes dejarte ir en las labores de siega y limpieza porque sino es peor; es un trabajo que tienes que llevar al día», afirma.

La escasez de efectivos es uno de los principales enemigos de Cadiñanos y sus compañeros. Y es que las prisas, en jornadas como las de ayer, no son buenas. «A todos nos gusta que el trabajo quede bien y cuando ves que te da tiempo a todo lo que tienes que hacer, que los bordes no han quedado perfectos,... es un poco desalentador. Pero hay que ser consciente de hasta donde puedes llegar y hacerlo con la máxima profesionalidad».

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«Dan ganas de tirarse a la piscina cuando llevo el pedido»

Una llamada nos obliga a cortar la entrevista con Josu Hernáez. Tiene que entregar un pedido en las piscinas. «Daban ganas de tirarse al agua», admite entre risas cuando regresa apenas unos minutos después este joven repartidor de Pa' llevar, que comenzó hace tres semanas en su nuevo puesto de trabajo. «Antes era soldador, así que esto es un paraíso», afirma cuando se le pregunta cómo se lleva estar todo el día en la calle cuando el asfalto hierve. la comida la entrega en un pequeño coche, «así que con bajar un poco la ventanilla ya combates el calor porque te da el viento; no es tan duro».

Por la mañana, entrega una media de diez pedidos, cifra que se multiplica por las tardes. Los gustos no cambian mucho por el clima. «La mayoría pide bocadillos, pizzas y hamburguesas, aunque sí que se nota que cuando hace mucho calor sube el número de bowls porque es algo más fresco y ligero», apuntó.

Resignado con el calor se mostró Alejandro García. Quizá por las más de dos décadas de experiencia como repartidor de bebidas, en las que le ha tocado cargar y descargar cientos de barriles del camión y llevarlos hasta los bares. Así que cuando el calor aprieta intenta organizarse el trabajo «para hacer a primera hora lo más duro, lo de más peso, y por la tarde lo más flojillo»; además de intentar aparcar a la sombra y llevar agua en el camión. «Igual me bebo dos botellas y media. Aunque cuanto más bebes más sudas; pero hay que hidratarse».

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