Los gestos, como medida de credibilidad política

La llamada de la presidenta de la Asociación Española de Comunicación No Verbal (Asenove), que había sido profesora suya en un máster, le ha hecho dar un giro radical a su día a día para meterse de lleno en el análisis de todo aquello que, consciente o inconscientemente, las personas transmitimos con nuestros movimientos, miradas, gestos...

Vídeos, imágenes son ahora sus principales herramientas de trabajo para detectar si los testimonios de las personas que ahí aparecen tienen apariencia de credibilidad o no. Valoración que, en un juicio, pueden ser tenidas en cuenta en un caso de malos tratos, de tutelas y custodias, acoso... Aunque cuando solicitan la participación de un perito judicial es porque se trata ya de «temas bastante farragosos» y tampoco es que sean muchas las ocasiones en las que se hace.

Ahora mismo, para lo que más reclaman su colaboración es para análisis en los medios de comunicación; y ella cree que será una actividad que vaya en aumento de aquí a diciembre, de cara a las elecciones generales para, por ejemplo, valorar la credibilidad de los candidatos y detectar si mienten.

Y, en algunos casos, tiene claro que es sencillo confirmarlo. Durante su fase de formación analizó vídeos en los que se veía claramente cómo un personaje relevante «eludía preguntas, desviaba la voz, no terminaba las frases, evitaba mirar directamente a su interlocutor, jugaba con la barba, se subía las gafas... Comportamiento que daba pistas que, al ser analizadas, concluían que estaba mintiendo».

Y es que como ocurre con la escritura, los gestos también delatan y pueden dejar a alguien en entredicho. «Hay movimientos que salen innatos y el hecho de esforzarte para provocarlos o eliminarlos da ciertas pistas de que hay algo incongruente entre cómo se mueve y lo que dice». Situación que, explicó Vargas, permiten constatar si esa persona tiene una alto porcentaje de credibilidad o falsedad en su testimonio.

Pero llegar a una conclusión requiere de un estudio minucioso. Son muchos los puntos que se tienen en cuenta, como la expresión facial, la mirada, la posición de los brazos al hablar, si están relajados o cruzados «a modo de barrera, marcando una distancia»; también el tacto, «si te tocas a ti mismo», el apretón de manos que se da al conocer a alguien, la forma de pasar el brazo por encima del hombro a otra persona, la distancia interpersonal que puede ser social, íntima...

Igualmente, es importante tener un conocimiento previo sobre la persona a analizar, «un patrón de comportamiento», que sirva de punto de partida y permita descartar situaciones puntuales que alteren actitudes habituales. «Una persona puede entrar muy contenta en una sala, pero se encuentra con alguien que se lleva mal o no se habla e, inmediatamente, cambia el gesto, la expresión de la cara y ya no comunica igual».

Tampoco la gente lo hace cuando se entera de que va a ser analizada por un experto. De hecho, en el vídeo que le fue remitido por EL CORREO sobre los candidatos a la Alcaldía de Miranda que se someten hoy al escrutinio de la urnas, reconoce que tres de ellos cambiaron rápidamente el gesto. «Fue muy curioso». De ahí que para hacer el análisis optara por centrarse en la foto y no en la grabación.