«La Fundación Cantera de Miranda es un gigante con los pies de barro» por la escasez de financiación
Álvaro de Gracia asume la presidencia de la entidad para los próximos cuatro años con el reto de elevar el presupuesto
Cristina Ortiz
Jueves, 20 de noviembre 2025, 00:00
Tras diez años en la presidencia de la Cofradía de San Juan del Monte, no entraba en los planes de Álvaro de Gracia pasar ahora ... a ser la cabeza visible de la Fundación Cantera; pero conocedor de los problemas y la inestabilidad que crean esas 'vacantes' en las entidades, decidió dar un paso al frente y asumir esa responsabilidad, consciente además de que no había una multitud de candidatos entre los que elegir. En este momento, son 21 las personas están dentro de un patronato con 25 asientos (además de cuatro natos para el arzobispo, dos curas y el Ayuntamiento); y, de ellos, tenía que salir el sucesor de Enrique Álvarez, que tenía claro que su ciclo había acabado. Llevaba 12 años.
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Casi tantos como De Gracia en la organización. Llegó hace quince años, animado por el entonces secretario, José Luis del Pie, con el encargo de redactar unos nuevos estatutos que se adaptaran a la nueva norma. Una tarea que por su actividad como abogado asumió sin problemas, al igual que la derivada de la secretaría tras el fallecimiento de su mentor en la fundación. «Yo me veo como un gestor, como el secretario ideal, el que redacta las actas y está pendiente de los papeles, pero nunca me había visto como presidente», consideraba este miércoles De Gracia, pese a que su nombramiento ya era efectivo y público.
Reconocía sentirse desbordado por las funciones culturales a las que debe responder la organización dedicada a la protección de la obra de Francisco Cantera, así como a la difusión de su vida y su trabajo. Considera que, en el patronato, hay miembros con «más competencias» en ese ámbito de la historia y la investigación. Pero todos, por unanimidad, apoyaron su candidatura.
Lo cierto, es que para poder mantener esa esencia tan prestigiosa, hace falta tener asegurada otra parte mucho más mundana: el dinero. Garantizar el presupuesto para la supervivencia y el desarrollo de actividades divulgativas propias de la entidad es el principal reto que tiene por delante el nuevo presidente.
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«La fundación es un gigante en el ámbito cultural, a nivel local, nacional e internacional, por la biblioteca y los fondos bibliográficos que acumula; pero tiene los pies de barro». Su financiación depende en estos momentos de las administraciones públicas. Las subvenciones que recibe del Ayuntamiento y la Diputación de Burgos son las que les permiten abrir todos los días las puertas de su sede en la tercera planta de la Biblioteca Cervantes y programar actividades.
«Durante muchos años hemos malvivido, no contábamos con recursos para hacer nuestras iniciativas, mantener la biblioteca abierta e, incluso, para asumir el sueldo de la única empleada. Y ahora estamos en una situación de total fragilidad», reconocía De Gracia; aunque dejaba claro que «las cuentas están totalmente saneadas».
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El problema está en que dependen de administraciones públicas (en este caso de Ayuntamiento y Diputación), sin cuyos apoyos «la fundación no podría continuar. Iríamos al cierre, lo que para la sociedad de Miranda sería un drama». Máxime teniendo en cuenta que cada vez más convocatorias de ayudas les dejan fuera. Por más que analizan las bases de todas las que salen no paran de comprobar que no cumplen los requisitos, priman las de carácter asistencial; y, dentro de las culturales, festivales y eventos con carácter más lúdico.
Más vías de apoyo
Los números no engañan, por lo que la principal preocupación del presidente es «la supervivencia, mantener las cuentas controladas y continuar todas las actividades actuales». Necesitan poder contar con un presupuesto mínimo de 40.000 euros para mantener abierta la biblioteca, editar Estudios Mirandeses y programar ciclos de charlas, cuando antes de la crisis sólo la subvención regional era de 50.000 euros.
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Dinero que les permitía organizar congresos y ciclos de conferencias únicos, abonando los honorarios de historiadores de reconocido prestigio nacional, a los que ahora no pueden invitar porque no cuentan con presupuesto para pagarles. De hecho, si pueden continuar programando charlas y ponencias es gracias al respaldo de los conferenciantes, que vienen sólo a cambio de cubrir los gastos.
Pero no quieren conformarse y apostarán por ganar músculo económico. ¿Cómo? Volverán a llamar a las puertas de la Junta, convencidos de que una institución que custodia la mejor biblioteca europea de temas hebreos merece ser apoyada; buscarán la implicación de las empresas locales y también apostarán por impulsar las donaciones a través del programa de Amigos de la Fundación Cantera, con una aportación que luego se desgravan. Ya cuentan con 60 miembros y les gustaría llegar a los 100.
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Alcanzar a ese número y volver a contar con la administración regional tiene claro que les permitiría hacer más publicaciones, plantear más propuestas de cara al exterior, a la ciudadanía, a la que agradecen el apoyo que demuestra con su presencia.
«La fundación se ha abierto mucho al público y también Laura Preciado (la delegada del patronato) ha hecho una labor de difusión muy importante. La entidad está mucho más próxima al ciudadano. Lo percibimos en las visitas a la biblioteca y en la asistencia a las conferencias que se ha triplicado en los dos últimos años», valoró De Gracia.
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Ideas no faltan, potencial intelectual y contactos, tampoco. Los patronos de la entidad tienen contacto con muchos estudiosos de universidades nacionales e internacionales, pero sin dinero no pueden llamar a sus puertas para programar un ciclo de charlas con mayor capacidad de atracción, no sólo local. «Es un ente con un gran potencial cultural que está al acceso de todos. Tenemos que estar orgullosos de este patrimonio que tiene la ciudad», zanjó.
«La fundación es un gigante en el ámbito cultural, a nivel local, nacional e internacional, por la biblioteca y los fondos bibliográficos que acumula; pero tiene los pies de barro». Su financiación depende en estos momentos de las administraciones públicas. Las subvenciones que recibe del Ayuntamiento y la Diputación de Burgos son las que les permiten abrir todos los días las puertas de su sede en la tercera planta de la Biblioteca Cervantes y programar actividades.
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«Durante muchos años hemos malvivido, no contábamos con recursos para hacer nuestras iniciativas, mantener la biblioteca abierta e, incluso, para asumir el sueldo de la única empleada. Y ahora estamos en una situación de total fragilidad», reconocía De Gracia; aunque dejaba claro que «las cuentas están totalmente saneadas».
El problema está en que dependen de administraciones públicas (en este caso de Ayuntamiento y Diputación), sin cuyos apoyos «la fundación no podría continuar. Iríamos al cierre, lo que para la sociedad de Miranda sería un drama». Máxime teniendo en cuenta que cada vez más convocatorias de ayudas les dejan fuera. Por más que analizan las bases de todas las que salen no paran de comprobar que no cumplen los requisitos, priman las de carácter asistencial; y, dentro de las culturales, festivales y eventos con carácter más lúdico.
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Los números no engañan, por lo que la principal preocupación del presidente es «la supervivencia, mantener las cuentas controladas y continuar todas las actividades actuales». Necesitan poder contar con un presupuesto mínimo de 40.000 euros para mantener abierta la biblioteca, editar Estudios Mirandeses y programar ciclos de charlas, cuando antes de la crisis sólo la subvención regional era de 50.000 euros.
Dinero que les permitía organizar congresos y ciclos de conferencias únicos, abonando los honorarios de historiadores de reconocido prestigio nacional, a los que ahora no pueden invitar porque no cuentan con presupuesto para pagarles. De hecho, si pueden continuar programando charlas y ponencias es gracias al respaldo de los conferenciantes, que vienen sólo a cambio de cubrir los gastos.
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Pero no quieren conformarse y apostarán por ganar músculo económico. ¿Cómo? Volverán a llamar a las puertas de la Junta, convencidos de que una institución que custodia la mejor biblioteca europea de temas hebreos merece ser apoyada; buscarán la implicación de las empresas locales y también apostarán por impulsar las donaciones a través del programa de Amigos de la Fundación Cantera, con una aportación que luego se desgravan. Ya cuentan con 60 miembros y les gustaría llegar a los 100.
Alcanzar a ese número y volver a contar con la administración regional tiene claro que les permitiría hacer más publicaciones, plantear más propuestas de cara al exterior, a la ciudadanía, a la que agradecen el apoyo que demuestra con su presencia.
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«La fundación se ha abierto mucho al público y también Laura Preciado (la delegada del patronato) ha hecho una labor de difusión muy importante. La entidad está mucho más próxima al ciudadano. Lo percibimos en las visitas a la biblioteca y en la asistencia a las conferencias que se ha triplicado en los dos últimos años», valoró De Gracia.
Ideas no faltan, potencial intelectual y contactos, tampoco. Los patronos de la entidad tienen contacto con muchos estudiosos de universidades nacionales e internacionales, pero sin dinero no pueden llamar a sus puertas para programar un ciclo de charlas con mayor capacidad de atracción, no sólo local. «La fundación es un ente con un gran potencial cultural que está al acceso de todos. Tenemos que estar orgullosos de este patrimonio que tiene la ciudad», zanjó.
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