«Falta que la música se aplique desde la enseñanza básica y no sea sólo una extraescolar»
La soprano, con casi tres décadas de carrera en el mundo de la lírica, anima a disfrutar de la música sin prejuicios ni ideas preconcebidas
El patio de Altamira se transformará el lunes, a partir de las 19.00 horas, en un liceo al aire libre desde el que resonarán ... los ecos de La Traviata, composiciones de Mozart, Rossini pero también de José María Cano con 'Hijo de la Luna'. Todos ellos en la voz de Montserrat Martí Caballé, que casi recién llegada de Armenia actuará en Miranda, acompañada por el barítono Luis Santana y el pianista Víctor Carbajo para tratar de acercar la lírica al público de todas las edades y gustos musicales, al mismo tiempo que desterrar el aura de elitismo que en ocasiones todavía persigue a la ópera.
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-Actúa en un escenario al aire libre y en un concierto gratuito, ¿es ésta una buena forma de acercar la lírica al gran público?
-Por supuesto, porque es un espacio en abierto a la gente que después de los dos últimos años tiene ganas de salir y también porque llevamos una propuesta muy variada, en el que no hay sólo ópera. Incluimos canción italiana, zarzuela, musical… Es un abanico para dar respuesta a todos los públicos. Es un programa que nos está dando muchas alegrías allá donde lo hacemos.
-Por su experiencia, ¿cree que es un formato que funciona? ¿Para todos los públicos?
-Yo creo que sí porque la gente tiene muchas ganas de salir y, además, tenemos un repertorio que incluye temas como 'Hijo de la Luna', de Mecano, que es conocido por el público en general. Se trata de hacer algo de todo y para todos los gustos. También las redes sociales, aunque tengan su parte negativa, nos acercan a mucha gente. Al igual que Internet que te permite que, de repente, tengas un cine que se conecta en directo con el estreno del Covent Garden, del Metropolitan . De este modo, la gente que quiere, por un módico precio de una entrada, sin el coste de desplazarse en un avión y coger un hotel, está en el estreno. Todo eso son ventajas para que la gente no se olvide de nuestra música.
-En ese sentido, ¿es un buen momento para la lírica?
-Sí, por qué no. Acabo de llegar de Armenia, donde estuvimos visitando el Conservatorio Estatal Komitas de la capital, en Ereván, e hice una audición con unos estudiantes de canto con unas voces impresionantes pero también unas ganas increíbles. El centro estaba lleno a rebosar de músicos y cantantes. Allí donde vas ves que hay mucha gente joven a la que le gusta y se quiere dedicar a esto. El público tampoco se olvida de la lírica. Yo me acuerdo una vez que en una emisora de música clásica escuché: los números uno de los últimos 500 años. Fue algo que me hizo mucha gracia pero que es así porque no se puede olvidar algo que viene de tan lejos. Tiene que continuar.
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-Aunque a veces no resulte sencillo llegar al público de masas
-Me acuerdo de una anécdota en una firma de autógrafos tras un concierto de mi madre en el que también participé a y a la que acudió un joven, de unos 16 años, con un disco de Freddie Mercury. Cuando mi madre le dijo: este no es un disco mío; el chico le contestó: ya pero Freddy era mi ídolo y he querido saber cómo era la ópera para conocer cómo era la música que hacía la señora que cantó con mi ídolo. Entonces mi madre le preguntó: y, ¿te ha gustado? Y contestó que le había encantando y que seguro que volvería. Hay muchas formas de llegar al público. A través de otros géneros también se puede acercar a muchas generaciones a la lírica.
«Las voces mediterráneas tienen una dulzura y un color muy especial, distinto, pero con calidad»
Particulares
-Hay colaboraciones como la de Montserrat Caballé con Freddie Mercury que trascienden su época.
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-Estos días en Armenia he tenido la ocasión de coincidir con Brian May en el festival Starmus y actué con él. Cantamos una canción que había compuesto para Freddie y que mi madre tenía grabada. Pasé más nervios que cantando La Traviata. Es como si le pones patines a Messi. Pero es una manera de atraer al público porque yo lo canté a mi manera y tuvo éxito. Esas mezclas ayudan a la gente a ver que la clásica no es sólo algo tan serio y tan estricto.
-¿Nos falta cultura musical desde la escuela?
-Exacto. En Armenia, por ejemplo, de donde acabo de volver, vas a cualquier casa a cenar y todos los hijos son músicos. Todos tocan un instrumento. Esto se repite en toda la zona norte de Europa pero en la mediterránea falta que la música se aplique desde la enseñanza básica en las escuelas y no que sea una extraescolar que se tenga que pagar aparte. Si se impartiera en la escuela eso permitiría tener una formación musical más amplia, te dediques o no luego a eso. Que se enseñara como otra asignatura más sería básico para formar futuros músicos o intérpretes. Si aprendes la técnica de la respiración con la que trabajamos en la ópera, luego te puedes dedicar a cualquier otro estilo. Yo creo que la técnica y la base, al igual que la lectura musical son esenciales. Yo me acuerdo alguna experiencia con algún artista que quiso colaborar con mi madre y le mandaba la letra, pero no la partitura. Tocaba explicarle entonces que necesitaba leer los tiempos, ver donde respiraba… verlo en el idioma que usamos. Aún así no enviarlo por no saber y, entonces, no poder hacer la colaboración. Para cualquier género es necesario tener una formación básica.
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Hay referentes
-Nos faltan referentes actuales en el mundo de la lírica que enganchen a los jóvenes?
-No. Yo cada año veo que el concurso de canto de mi madre está lleno y igual que el Operalia de Plácido Domingo , el concurso Viñas de Barcelona… También hay muchos referentes como Ainhoa Arteta, Stefano Palatchi… . y basta con entrar en Internet y apretar un botón para escucharlos. Es verdad que todos ellos tuvieron que salir fuera para que se les reconociera aquí. A mi madre hasta que no debutó en Nueva York no se la consideró. Es algo que también pasa en otras artes, como la danza. Parece que tenemos cierto complejo de que lo que tenemos aquí no es bueno. Y es muy bueno. Las voces mediterráneas tienen una dulzura y un color muy especial, distinto pero con calidad. También pasa lo mismo con los científicos.
«Es nómada y estás muy solo, con el cariño y el recuerdo del público pero muy solo»
Vida del artista
-¿Ayudaría en esa labor de difusión la existencia de un circuito estable de programación de ópera?
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-Supongo que sí, pero tiene que ser algo que venga desde los gobernantes porque, aunque la gente con recursos ayuda con esponsorización, si luego los gobiernos no apoyan es muy difícil.
-La vida del artista, ¿es muy sacrificada?
-Es nómada. Esta semana, por ejemplo, para volver de Armenia, estuve 24 horas viajando: cinco horas en un vuelo, cuatro en París, dos horas en otro avión, tres de tren a Requena, otras tantas horas de ensayo y luego concierto. Se pueden imaginar cómo llegué a la cama, no sabía ni dónde estaba. Acudimos a sitios maravillosos en los que vas de la estación al teatro y de ahí al hotel. Nada más. Tenemos que cuidarnos porque el instrumento lo llevamos en el cuerpo. Hay que descansar, dormir las horas necesarias. Es imprescindible. Además, estás muy solo. Con el cariño y el recuerdo del público, pero muy solo.
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-En su caso, además la comparación con su madre es inevitable. Es algo que pesa o le sirve de inspiración.
-Es una pregunta que me llevan haciendo desde que me subí por primera vez a un escenario. Primero, era muy tímida y decía que era un orgullo; después que para mí era algo normal porque era muy madre; más tarde que mientras me sigan llamando hija de... es porque recuerdan a mi madre. Pero hace tiempo que lo que digo, y no lo he cambiado, es que esta pregunta yo no me la he hecho nunca, siempre me la ha hecho la prensa o el público. Es una duda que no he tenido jamás. Además, mi madre estaba en otra galaxia, yo necesitaría 80 vidas para acercarme a lo mínimo que hizo ella.
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