Hay que decir adiós a la diversión

En el Conciliamos, en el que participan niños y niñas en dos grupos, uno para los que tienen entre 6 y 8 años, y otro para los de edades comprendidas entre los 9 y los 12, «se han cubierto todas las plazas que teníamos disponibles en todos los turnos. Eran dieciocho para los pequeños y quince para los mayores», apunta Cristina Dulanto, monitora que ha trabajado este verano acompañada por Diego Martín, Laura Rodríguez y Esther Busto.

Por lo que respecta a la ludoteca en este verano se han visto desbordados y al margen de que «por primera vez en todos los años que llevamos, los usuarios no han podido repetir quincena. Los escogidos sólo han podido optar a una de ellas, y han sido, además, muchos los que se han tenido que quedar en lista de espera y no han podido entrar, concretamente han sido 33», decían las responsables de este servicio para los más pequeños, niños y niñas de entre 3 y 5 años, Leticia Martínez y Lidia Ortiz de Pinedo.

Piensan quienes se encargan de preparar las actividades de los mirandeses más pequeños en el Raimundo Porres que «el hecho de que haya opciones para niños y niñas con edades que van desde los 3 y hasta los doce años en el mismo espacio, aquí en el Centro Cívico, ha podido ser una de las razones para tener tanta demanda», y entienden que puede ser así porque «de alguna manera los dos servicios acaban complementándose y son por lo tanto útiles para las familias con críos de edades diferentes».

También este año en la ludoteca se han ofrecido los servicios de madrugadores, de ocho y media a diez de la mañana, y otro de continuadores de una y media a dos y media y «eso ha dado flexibilidad a los padres o madres que trabajan y, aunque la demanda no ha sido muy grande, quienes los han usado nos lo han agradecido mucho».

En la Ludo ha habido actividades que han ido desde las manualidades hasta la cocina creativa pasando por el dibujo o las miniolimpiadas, y lo que no ha faltado ningún día ha sido «estar un ratito al aire libre porque es fundamental que los críos disfruten de la naturaleza. Además, cada semana hemos hecho una excursión y dos días por quincena hemos tenido fiestas del agua».

En la calle es también donde disfrutan de lo lindo los participantes en el programa Conciliamos. «Lo que les ofrecemos es lo que podríamos llamar una especie de campamento urbano para que se lo pasen bien». Arrancan todos los días con una manualidad y luego salen al 'patio', a los aledaños del Emiliano bajo en la zona próxima al skatepark.

Allí es donde los monitores acaban descubriéndoles a muchos juegos tradicionales. «Les enseñamos algunos que ellos no conocen, como el balón quemado, por ejemplo, y jugamos a la comba, que les encanta, y todos los viernes tenemos una fiesta del agua». En definitiva, lo que procuran quienes se preocupan de entretenerles durante unas horas es «hacerles ver que no sólo hay videojuegos y que es fantástico relacionarse con otros compañeros de la misma edad».

Hablando con algunos de los chavales parece que el objetivo que se marcaron los monitores se ha cumplido porque Jorge, Andrés y Ulises, tenían muy claro que durante el tiempo que han estado en el programa lo que han hecho ha sido «encontrar nuevos amigos, eso ha sido lo mejor de esto», así que estaban convencido de que «nos lo hemos pasado muy bien y ha merecido la pena venir. Es una de las mejores maneras de pasar las vacaciones».

Lara, Sofía y Valeria también consideraban que si ha merecido la pena acudir al programa Conciliamos ha sido porque «nos hemos divertido mucho haciendo manualidades y, hemos conocido a nuevas amigas. Para el año que viene, si podemos volveremos, es una experiencia muy bonita». Es evidente que han disfrutado y podrán hacerlo con sus nuevos amigos hasta el viernes.