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Normandía es una de las tiendas que se traspasa, solo un año después de abrir sus puertas. Avelino Gómez

El centro suma más de 150 locales vacíos tras la última cascada de cierre de tiendas

Adolfo Domínguez y otros tres negocios bajarán la persiana a finales de mes. Cerca del 25% de lonjas de las calles con más actividad, buscan inquilino

Raúl Canales

Sábado, 18 de febrero 2023, 00:00

Los carteles de 'Se alquila' o los que anuncian traspasos de negocios y liquidaciones por cierre se suceden en el centro de la ciudad. En ... las próximas semanas otros cuatro establecimientos bajarán su persiana: Adolfo Domínguez, Normandía, B. Insigne Moda y Lavender Chic. Su adiós agrava el declive comercial que desde hace tiempo experimenta Miranda y que afecta también a las calles más transitadas.

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En pleno corazón de la ciudad hay más de 150 lonjas que buscan inquilino. De las 123 que existen en Ramón y Cajal, la calle con más actividad comercial, una quinta parte esta vacía. El porcentaje que se incrementa en Alfonso VI o Condado de Treviño mientras que la devaluación es aún mayor en Concepción Arenal o la Carretera Logroño, que en otras épocas eran puntos muy cotizados pero en los que ahora hay infinidad de superficies para alquilar. San Agustín o Juan Ramón Jiménez han visto también como varias de sus tiendas iban desapareciendo y únicamente resiste la hostelería.

Ni siquiera La Estación se salva del declive, aunque la apertura de nuevos bares ha paliado el efecto devastador que tuvo la fuga de las sucursales bancarias y las cadenas (Kiddys Class o Douglas), que ocupaban locales de gran tamaño que por sus características y precio es difícil que despierten el interés de los emprendedores a pesar de su buena ubicación.

Adolfo Domínguez | Moda

«Las compras por internet nos hacen mucho daño y las ciudades se van quedando sin vida»

Las campañas para promocionar el consumo local han ayudado a los negocios a cuadrar la caja, pero «no puedes sobrevivir con las rebajas y cuatro iniciativas puntuales; el año es muy largo», aseguran desde algunos establecimientos.

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A la tradicional competencia de capitales cercanas y de los centros comerciales, hay que sumar el cambio de hábitos de la población. Las compras por internet se han disparado, sobre todo tras la pandemia, y no todos los clientes valoran la atención personalizada que ofrece el pequeño comercio.

«Damos un servicio totalmente diferente porque asesoramos, puedes probarte, ver diferentes modelos,... pero la realidad es que la gente más joven ya no va de tiendas», apuntan las dependientas de Adolfo Domínguez, que a finales de este mes cerrarán el local que desde hace ocho años regentan en la calle Arenal. «La sociedad está cambiando y es complicado luchar contra eso, pero quizá dentro de unos años nos demos cuenta de lo que estamos perdiendo, porque las ciudades se van a quedar sin vida», lamentan.

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Adiós a una ilusión

Es un argumento similar al que apuntan desde Normandía. Solo con mirar el escaparate se percibe el cariño que la dueña ha puesto en cada detalle, pero después de un año, ha decidido tirar la toalla. Atrás queda la ilusión depositada en un negocio que se ha comido los ahorros de toda su vida. «Los primeros meses funcionamos muy bien, pero las obras de reforma de la calle me perjudicaron, y desde verano ya no hemos vuelto a remontar», asegura la propietaria, que optó por la 'milla de oro' de Ramón y Cajal para instalarse por ser uno de los puntos más transitados.

Normandía | Ropa y complementos

«El problema no es la ubicación de la tienda, sino la crisis económica y el cambio de hábitos»

No se arrepiente, y de hecho hay un par de personas que han preguntado por el traspaso, porque «no es problema del lugar, ya que pasa mucha gente por la puerta, sino de la situación económica y de internet, que ofrece unos precios con los que es imposible competir. Cuando la gente está ajustada, pesa más el precio que la calidad».

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Después del confinamiento, hubo un ligero repunte en las tiendas de moda. «Había ganas de salir y comprar pero ahora la dinámica ha cambiado y la gente prefiere destinar el dinero al ocio o al deporte», asegura el dueño de B. Insigne, al que los números aún le salen para sacar un sueldo pero que ha preferido cambiar de rumbo profesional al ver que el sector lleva tiempo estancado y «no tiene pinta de mejorar».

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