El recurso de la segunda mano
Ya son media docena las tiendas que comercializan productos usados, con una oferta que abarca desde lo más básico hasta exclusivos artículos de coleccionista
pablo izquierdo
Lunes, 9 de febrero 2015, 08:40
Salir de compras es algo a lo que, a estas alturas, estamos plenamente acostumbrados. Ya sea solos o en compañía de familiares o amigos, desfilamos con regularidad por grandes o pequeñas superficies comerciales tratando de encontrar algo que satisfaga nuestras necesidades o que, al menos, nos llame la atención. Y cuando nos lanzamos a la calle, cartera en mano, prácticamente damos por hecho que vamos a regresar con algún artículo nuevo, a estrenar, dejando al margen las cada vez mayores posibilidades que ofrece el mercado de productos de segunda mano.
Publicidad
Dicho mercado no solo existe, sino que en la actualidad se está expandiendo, debido en parte al esfuerzo por apretarse el cinturón que multitud de consumidores se ven obligados a llevar a cabo. En Miranda ya son media docena los establecimientos dedicados a la compraventa de bienes usados. Algunos de ellos son clásicos cuyas puertas llevan décadas abiertas, mientras que otros representan proyectos con los que jóvenes emprendedores pretenden ganarse la vida, otorgando nuevas oportunidades a artículos que ya no resultan útiles para los propietarios que los estrenaron.
La oferta local comprende un amplio abanico de productos: desde mobiliario doméstico y demás enseres del hogar, hasta ropa y complementos tanto para adultos como para los más pequeños, pasando por electrodomésticos, modernos dispositivos electrónicos, así como efectos de coleccionismo de todos los tipos imaginables. Y las tiendas donde se comercializan comparten un atributo: sus escaparates no muestran más que la punta del iceberg de su surtido, de modo que las sorpresas al indagar en el interior están garantizadas.
Uno de los sectores tradicionales dentro del comercio de segunda mano es el del mueble. En plena calle Arenal, El Rastrillo es uno de los locales de mayor solera en este campo. Su gerente asegura que, de forma sostenida, recibe "gente de todo tipo, aunque está claro que hay ciertos colectivos como los de inmigrantes o gitanos que vienen en mayor proporción". Acuden buscando bienes "de primera necesidad, con presupuestos muy ajustados y, además, no tienen prejuicios a la hora de comprar cosas usadas", explica la vendedora.
Este tipo de negocios se nutre del mobiliario que les sobra a sus anteriores poseedores, por cuyas cabezas cada vez pasa menos la opción del contenedor de basura. "Con la crisis se mira todo con lupa y si la gente puede recibir algún dinero por sus cosas, por poco que sea, mejor que mejor", prosigue la tendera. En la mayoría de casos, el proceso de negociación suele ser sencillo, aunque a veces llegan cosas especiales y "hay que estirar un poco la oferta".
Publicidad
Y es que cualquier cacharro con encanto es susceptible de convertirse en un artículo de coleccionismo, suponiendo un importante filón que no se debe desaprovechar. Por los pasillos de estos peculiares establecimientos deambulan, de vez en cuando, curiosos que "no buscan nada en concreto" y solo echan un vistazo por si descubren algo que atrae su atención. Bien lo saben los responsables del Nuevo Desván, quienes hace escasos tres años tomaron las riendas del clásico negocio de la calle Alfonso VI, tratando de enfocarlo más en este sentido.
Su interior es un pequeño paraíso para los aficionados a las manufacturas antiguas. Basta echar un vistazo para observar máquinas de escribir, radios alemanas de la primera mitad del siglo pasado, útiles de la Segunda Guerra Mundial, juguetes de madera o hierro, discos de vinilo y demás elementos que ya se han convertido en reliquias. Una interesante manera de complementar los ingresos por la venta de productos contemporáneos -que la tienda continúa comercializando, procedentes de particulares o del stock de comercios que han cerrado-.
Publicidad
"Hemos conseguido que vengan personas de todos los niveles sociales, desde clientes que se llevan cosas básicas hasta otros que entran buscando algo muy exclusivo", declara Lorena Martín, gerente del Nuevo Desván. A su modo de ver, la cultura de segunda mano va calando poco a poco en Miranda, a diferencia de otros lugares donde "lleva mucho tiempo consolidada. Los que han viajado al extranjero lo tienen asumido", comenta. "En ciudades como Londres está a la orden del día y, de hecho, aquí suele venir gente de Madrid y otras ciudades a llevarse cosas".
Un frente de fuerte competencia, como en cualquier otro ámbito, reside en Internet. Las posibilidades que ofrece la red a la hora de poner en contacto a vendedores y compradores son de sobra conocidas, de modo que no queda otra opción que adaptarse a los nuevos tiempos. Por un lado, "la comodidad de comprar con un clic del ratón" resulta muy atractiva, a cambio de privar al interesado de "ver un artículo y tocarlo con sus propias manos, que es lo bueno", argumenta Martín, quien a pesar de preferir "la tienda física", mantiene abierto un canal de venta online gracias al cual recibe pedidos desde cualquier punto del país.
Publicidad
También se erigen como competidores las franquicias de compraventa de bienes de segunda mano que operan en Vitoria, pertenecientes a cadenas presentes a nivel nacional. Pero aún así, hay un oponente más fiero, sobre todo en lo que se refiere a la compra de dispositivos electrónicos, utensilios y complementos. Se trata del bazar chino, cuyos precios son para algunos reclamo suficiente para adquirir género nuevo.
¿Basta únicamente un precio ajustado para convencer a los consumidores? Según Gheorghe Horia Miha, la respuesta es no. "La gente no solo mira lo que paga; sobre todo se fija en la calidad", opina este emprendedor de origen rumano, que inauguró su pequeño bazar en mayo del año pasado. Tal como él mismo reconoce, los comienzos "no fueron buenos, pero ahora ya hay demanda suficiente y el negocio permite llegar a fin de mes".
Publicidad
En un principio, su intención era la de "traer cosas de Suiza y Alemania" -que de hecho vendió en un período corto-, pero al no ser suficientemente rentable, Horia optó por entrar de lleno en el mercado de segunda mano. Ahora combina las importaciones de artículos tecnológicos, ropa y complementos con los enseres que adquiere, negociación mediante, de los mirandeses que ya no prevén utilizarlos.
Eso sí, la primera impresión ante los objetos de reestreno sigue siendo, a su juicio, "de desconfianza". La mayoría de quienes cruzan la puerta "se lo piensan mucho, pero cuando comprueban la calidad de lo que se llevan a casa y quedan contentos es algo bueno, porque te puede traer más clientes", apunta el vendedor.
Noticia Patrocinada
Queda claro, pues, que "ahora mismo, casi todo se puede reutilizar. Y si no lo hace su primer propietario, siempre habrá alguien que le saque provecho a cualquier cosa". Esa es la idea en la que coinciden todos los comerciantes que desarrollan su actividad en el mercado mirandés de segunda mano. La gente está cada vez más concienciada de ello y, por inusuales o raros que sean, casi todos los productos pueden gozar de una segunda vida en las manos adecuadas.
"Nunca se sabe qué es lo que le puede interesar al cliente. Como vendedor, da igual que pienses que algo no tiene mucha utilidad; al final vendrá alguien que se la encuentre y se lo quede", concluye Martín.
Publicidad
LO MÁS CURIOSO
El Rastrillo: "lo que más llama la atención son los objetos antiguos. Por ejemplo, aquí teníamos un torno manual para hacer pequeños mecanizados y un montón de gente, sobre todo las personas de cierta edad que han trabajado con máquinas de ese tipo, entraban a verlo y preguntaban mucho por él". Al final, el torno se terminó vendiendo
El Desván: Un aspirador Electrolux de 1900, aparatos de corrientes galvánicas alemán de la misma época, un cartel de toros de San Sebastián del año 1898, radios de la primera mitad del siglo XX que siguen funcionando, etc.
Publicidad
Bazarsm: Gheorghes Horia Miha comercializa toda una serie de accesorios para la vestimenta del motociclista, además de calzado importado de Suiza y Alemania, que difícilmente se encuentra en España y según él mismo, "es lo que mejor se vende"
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión