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La prevista concentración se convirtió después en una manifestación.

Más de 4.000 personas claman en la calle contra el cierre de Altadis

Trabajadores, sindicatos, partidos políticos y sociedad se unen contra el cierre «drástico» de la planta y abogan por usar «todas las medidas al alcance» para evitarlo

e. a. m.

Sábado, 23 de enero 2016, 22:58

No se cierra. Es la proclama que más de 4.000 gargantas gritaron ayer en El Espolón por la tarde contra la decisión de Imperial Tobacco de clausurar la planta de Agoncillo, una movilización masiva que pasó de concentración a manifestación rodeando la plaza, ante el volumen de gente, acumulado entre trabajadores, extrabajadores, representantes políticos de diferentes colores, sindicatos y ciudadanía en general. En el comunicado final, el tono contra el cierre subió un escalón: «Rechazamos la prepotencia y la falta de respeto con la que Altadis ha hecho pública su decisión de cierre, la rechazamos de forma rotunda y utilizaremos todas las medidas a nuestro alcance».

Fue una manifestación intensa y muy ruidosa, sin siglas sindicales ni políticas en pancartas después de lo acordado por los agentes sociales (aunque alguno se lo saltó después), y un llamamiento unánime a que haya un cambio de opinión. «Estamos muy agradecidos a todos los que nos están apoyando en este momento, estamos los trabajadores de la plantilla, las subcontratas y pymes que trabajan también en esto, la sociedad civil, los sindicatos y los partidos políticos, les vamos a necesitar porque esto es algo que trasciende La Rioja, que sale de nuestras fronteras», subrayaba Luis Enrique Medina, presidente del comité de empresa.

La manifestación llega después de días de encierro y concentraciones en la planta, a la espera del inicio este próximo martes de las negociaciones en Madrid. Un proceso para el que Imperial Tobacco ya ha puesto fecha de firma en el 28 de febrero, un mes, con amenaza de aplicar unilateralmente la reforma laboral si no hay acuerdo.

«No nos sorprende su postura, tan poco margen de tiempo lo condiciona todo, es un tiempo escaso solo para contemplar fases de la negociación y mucho menos para que un trabajador asimile el impacto, queremos más tiempo para hablar», exponía Medina, quien fue mas allá al hablar de «una estrategia motivada por no sabemos qué razón oscura, ya es hora se quiten la máscara», prosiguió, «y dejen de mentir y digan las causas verdaderas de esta drástica determinación, algo hay detrás escondido».

«Es nuestra fábrica»

El otro planteamiento del comité es equivalente al sentir de muchos riojanos: «Es nuestro producto, nuestra fábrica y, de pronto, llega una multinacional, lo compra y a los años se lo lleva a otra parte dejándonos sin industria, para volver luego a venderlo aquí, es surrealista». También recuerdan que es un problema que va mucho más allá de los 471 trabajadores riojanos, empezando por las 10.000 familias que cultivan en Extremadura el tabaco que luego se procesa en Agoncillo (ayer se indicó el dato de que el 65% de la producción extremeña es para Altadis), más otras 700 que lo tratan y que «también están temblando».

Lo único positivo por ahora de la dramática situación es la celeridad que han tenido las instituciones en dar su apoyo y en activar los mecanismos pertinentes para intentar revertir la situación, algo que «agradecemos, les vamos a necesitar porque esto va más allá de La Rioja, llega hasta Europa». El secretario de Organización del PSOE nacional, y líder de los socialistas riojanos, César Luena, puso ayer a su partido a disposición de los trabajadores y estuvo presente en la manifestación, junto con diferentes representantes de las fuerzas políticas riojanas y de los sindicatos del comité de empresa (UGT, CC OO y CSIF) y otros de la Comunidad. Un apoyo unánime al que se sumó la ciudadanía ante una situación muy compleja.

Con este punto de partida, el martes el proceso dará su siguiente paso con ese inicio de las negociaciones, en las que el comité espera que por fin la empresa les entregue algún tipo de documentación que justifique las razones esgrimidas para el cierre, «y que al menos nos permita entender algo de todo esto». Un proceso que apunta a que será largo, incluso más allá de los 30 días que marca la multinacional.

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