Urgente Importantes retrasos en el metro por la caída de una persona a las vías en la estación de Algorta
Luis Zahera | Actor y humorista

«Me da miedo el extremismo, parece que vamos hacia atrás»

Lleva casi tres décadas actuando pero aún le queda fuelle para continuar «un poquito más». Este viernes regresa a Vitoria con 'Chungo'

Jon Casanova

Viernes, 8 de agosto 2025, 00:15

Autodefinido como una «contradicción viviente» también incansable, aunque cada vez nota más los «achaques físicos». Luis Zahera (Santiago de Compostela, 1966) es de esos actores ... que no necesitan muchas líneas para quedarse con el espectador. En sus papeles dramáticos, le basta una mirada para dejar temblando hasta al sofá. Curtido en mil batallas de cine y televisión, ganador de dos Goyas, Zahera trae este viernes al parque del Prado (19.30) su versión más humorística con su monólogo 'Chungo' –de la mano de Alikate Producciones–, en el que repasa, entre risas y cicatrices, unas cuantas anécdotas personales.

Publicidad

– En 'Chungo' usted es el blanco principal del monólogo. ¿Qué importancia le da a reírse de uno mismo?

– Hay algo cómico en reírse de uno mismo y ponerse en evidencia. Creo que es muy sano. A veces pienso que la felicidad es la infancia y que los recuerdos más vívidos y poderosos son cuando eres 'chiquitín' en el colegio, con los amigos, las cosas que te pasan que se quedan grabadas a fuego en la cabeza. Todo eso da mucho material para reírse de uno mismo de aquella etapa, miedos, lodos...

– Tiene dos premios Goya, pero considera que lo importante es que le sigan llamando cada día. ¿Dónde coloca el verdadero reconocimiento?

– En la gente que te para por la calle y le ves esa cara de cariño, de alegría, esa cara de que con tu trabajo consigues que en un breve espacio de tiempo desconecten y disfruten de una ficción. Lograr que se diviertan, que se emocionen. Ese es el verdadero reconocimiento. Los premios están muy bien, evidentemente, pero creo que no hay nada como esas miradas, ese cariño o esas cosas bonitas que te dicen. El otro día me dijo un señor 'te quiero sin conocerte' y eso me gustó mucho, mucho.

– Recientemente, en otra entrevista, recordó una frase de su padre: 'tienes que trabajar muchísimo para no trabajar' Con dos Goyas y una agenda llena, ¿ha trabajado ya lo suficiente?

– Este año que cumplí 59 años empezaron los achaques físicos, como que me hice mayor. Yo antes podía con todo y ahora ya me va costando más. Si voy en bicicleta y tengo que subir una cuesta mínima digo '¡ostras!'. Me cuesta y lo paso fatal, me deprime y me golpea el alma. Aún así, mi trabajo es muy disfrutado y lo sigo disfrutando. Mucha gente me dice que ya he trabajado lo suficiente pero por ahora voy a intentar continuar, dar un poquito más. Es cierto –ríe–, mi padre me decía aquello de 'mucho tienes que trabajar para no trabajar' cuando me veía gesticulando delante de un guión. Mi padre y mi madre eran muy trabajadores y creo que heredé esa cosa que se decía de que el trabajo dignificaba.

Publicidad

«Antes podía con todo y ahora me va costando más. Como que me hice mayor»

– Se define como adicto al trabajo, pero al mismo tiempo disfruta de lo que hace. ¿Cómo gestiona esa aparente contradicción?

– Siempre me dicen eso de que los géminis somos dos individuos. Puede que sea cierto. Soy una contradicción viviente, ya me acostumbré. Nunca llego a estar seguro de nada y es terrorífico y al mismo tiempo es divertidísimo. No hay manera. Pero llegar al extremo de no saber si es de día o de noche.

– Dice que los nervios le invaden en los monólogos «en el buen sentido» ¿Qué le da 'Chungo' que no el cine?

– Estar en un palco delante de la gente, el directo. Esa hora y media que no hay marcha atrás. No hay dos funciones y no hay dos públicos iguales. El teatro tiene una cosa maravillosa que –dentro del mundo de la ficción– es la mentira más verdadera aunque parezca una contradicción. El cine y la televisión están muy bien, pero creo que no hay nada como el teatro. La gente me dice que miento porque lo que más hice fue la televisión pero, para mí, el disfrute está en el teatro.

Publicidad

– ¿Ver reír a la gente en el momento llena más que el reconocimiento tardío de una película?

– Difícil de responder –suspira–. Sentir al público, como que lo tienes agarrado o que van de la mano contigo, que te acompañan, es igual de bonito que el reconocimiento de una película. Las películas se quedan ahí para siempre, el teatro es efímero, son los fuegos artificiales. Como la vida misma, todo es efímero. Me quedo con el directo aunque admito que el hecho de ser reconocido en esta profesión tan egocéntrica que tenemos es bonito.

– Entre los dos mundos que define; el real y el de los móviles, ¿qué le da más vértigo: la velocidad con la que va todo o el auge de las posturas extremas en el mundo?

– Me da mucho miedo cómo avanza el extremismo en el mundo. No me esperaba esta evolución. A veces pienso que las personas que habitamos este planeta somos una plaga y que el sistema no funciona. Hay gente que aprovecha esas fisuras para volver a repetir fórmulas que está más que sabido que ni dieron ni darán resultado. Me pongo muy pesimista. Es un momento que estaría bien pararse y reflexionar. Estoy asustado de que parece que vamos hacia atrás. El otro día escuché a una persona, que sabe mucho más que yo, decir que siempre se avanza, no sé, no sé...

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad