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Pablo Sanz
Sábado, 31 de mayo 2025, 00:09
«Es un deporte que tiene unas normas que dan pie a tener un respeto hacia compañeros, rivales, árbitros, entrenadores y público». De esta forma ... define María Eregaña, entrenadora de Gimnasia Vitoria, la deportividad que impera en la gimnasia rítmica alavesa. Una descripción que pone de manifiesto la gran labor que realiza su club en el día a día con sus más de 325 alumnas, con un plan que incluye la realización de actividades externas en el colegio San Viator y las instalaciones de El Estadio. «Vienen cada vez niñas más jóvenes y lo practican hasta que son muy mayores», matiza.
Eregaña se enganchó a la gimnasia rítmica desde muy niña. Una disciplina deportiva de la que se ha ido enamorando cada vez más hasta convertirse en «mi pasión y trabajo de cada día». «Espero que la gente se siga animando a hacer este deporte, consiga disfrutar del día a día y superarse», indica. Una de las razones por las que recomienda practicarlo es el buen ambiente que hay, sin apenas grados de competitividad.
Kirolean Errespetuz es una iniciativa que promueve EL CORREO con el patrocinio de la Diputación Foral de Álava cuyo objetivo es mentalizar a todos los actores del deporte alavés sobre la necesidad de poner en primera línea de foco el respeto entre deportistas, árbitros, entrenadores, público y padres. https://www.elcorreo.com/kirolean-errespetuz
«No es un deporte de encontronazo y eso ayuda mucho. Las niñas vienen porque trabajan, juegan con sus amigas y se lo pasan bien», resalta. Además, la integrante de Gimnasia Vitoria añade que las conductas y reglas que se llevan a cabo son muy beneficiosas para las txikis a largo plazo. «Cuando crecen y son adolescentes no son problemáticas porque vienen de un entorno tranquilo y respetuoso. Nos podemos ir con ellas de viaje y no hay absolutamente ningún problema. Somos una gran familia», afirma Eregaña con orgullo.
María Eregaña
Entrenadora del Gimnasia Vitoria
Para ello, es fundamental la labor que hacen las preparadoras cada semana con las niñas mediante métodos motivacionales. «Las instructoras tienen sistemas de entrenamientos de trabajo en positivo y de consecución de logros en equipo. Eso a las peques les encanta», explica. Asimismo, con el fin de mantener un orden, el Gimnasia Vitoria cuenta con un código interno, que se cumple de forma conjunta y sin ningún tipo de problema. «Intentamos que desarrollen el gusto por respetarlo porque les ofrece mucha ayuda en aspectos como la comunicación y el ambiente que hay dentro del equipo», señala Eregaña.
Uno de los problemas que suelen surgir sobre el tapiz es la envidia entre compañeras a la hora de ejecutar algunos ejercicios. «Cuando detectamos que hay una niña que no cuadra por su forma de ser o porque está en otra etapa estamos un poquito más encima de ella. De vez en cuando sucede que en un conjunto no todas tienen el mismo desarrollo ni madurativo ni mental», comenta Eregaña, que en estos casos «también echa mano de las deportistas más mayores». Otro de los componentes que son motivo de debate son las calificaciones que reciben los deportistas en las distintas competiciones por parte de los jueces. «A veces sus notas no les agradan o les generan dudas, así que nosotras les enseñamos a que hay que mirar y analizarlo todo. Además, no obtienen respuesta de por qué tienen esa y no otra nota», expresa la técnica del Gimnasia Vitoria. Por ello, trabajar de cero desde la realización de la prueba y volver el lunes con el análisis hecho son parte ya de la rutina de las gimnastas de este club.
La disciplina y el respeto que desempeñan en el día a día acaban dando sus frutos. La educación y la comprensión que las txikis tienen de poder ayudar a otros gimnastas son algunos ejemplos de ello. «Muchas acaban siendo entrenadoras porque lo que tienen aquí cada día les gusta tanto que luego son capaces de seguir entrenando mientras están estudiando en la universidad. Antes eran más propensas a dejarlo cuando se acercaba la EBAU», refleja Eregaña orgullosa.
El principal objetivo del Gimnasia Vitoria es seguir formando personas y deportistas como lo han hecho hasta ahora. «Sobre todo queremos que nos recuerden como personas que hemos aportado, hayan estado mucho o poco tiempo. Podremos fallar y hacer algunas cosas mal, pero que las familias vean que están en un entorno agradable para traer a sus hijos», manifiesta Eregaña. Un ambiente saludable en el que la comunicación entre las niñas con sus padres y madres es fundamental para mantener el buen hacer sobre el tapiz: «Es importante que tus hijos te vayan contando cada día lo que hacen y veas cambios en ellos. Todo se debe hablar».
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