En Venta Moncalvillo luce ya el Sol Sostenible

«No sabemos si tenemos un restaurante con una huerta o una huerta con restaurante», dicen los hermanos Carlos e Ignacio Echapresto sobre su restaurante en Daroca de Rioja, en la falda norte de la Sierra Moncalvillo. Hijos de agricultores y ganaderos, lo suyo es una reivindicación del trabajo del campo y la importancia de ese entorno se ve ya en que le da el nombre a un local, Venta Moncalvillo, en el que se trabaja y se vive al ritmo de la agricultura ecológica y biodinámica. El chef ha conseguido que la totalidad de las frutas y verduras de su cocina crezcan en un radio de solo cinco kilómetros y por eso este año Venta Moncalvillo, que tiene dos Soles Guía Repsol, acaba de ser reconocido con un Sol Sostenible, los premios con los que desde hace un lustro Guía Repsol impulsa la divulgación accesible y la comunicación rigurosa de proyectos gastronómicos especialmente respetuosos con el medio ambiente. Desde la primera edición, las consideraciones que valora el comité de la compañía para elegir a los premiados están alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.

El Sol Sostenible a la filosofía de negocio y vida de Venta Moncalvillo se ha conocido esta mañana en un evento celebrado en Tenerife, frente al Atlántico en el hotel Gran Meliá Palacio de Isora (en el municipio de Guía de Isora) y con la presencia de Ana Rodríguez Castaño, secretaria general de Recursos Agrarios y Seguridad Alimentaria; José Miguel Herrero Velasco, director general de Alimentación; y María Ritter, directora de Guía Repsol.

La agricultura responsable como forma de vida de los hermanos Echapestro es posible gracias a la integración de hortelanos en su plantilla, a un semillero con cientos de variedades propias y al empleo de hierbas de la zona para replicar sabores lejanos. Y aun hay planes más ambiciosos para poder llevar a la mesa las recetas: en su proceso de evolución constante, este año harán realidad la granja y el bosque comestible que cerrarán el círculo. La idea es que los animales dinamicen la huerta, pasten y abonen para «producir mejores verduras» y ponerlas «al nivel de una gamba». Y abastecerse de todo tipo de frutos del bosque ya que en este tipo de jardines forestales conviven árboles grandes como los nogales, más pequeños como las higueras, arbustos como las frambuesas y plantas herbáceas como el espárrago triguero. «Nuestro objetivo es fortalecer la tierra». Esa en la que viven y trabajan y que quieren reflejar en la mesa. «En La Rioja lo que tiene sentido es vender la huerta, el campo y la montaña».

• Temas
• Daroca de Rioja