Cocina sincera, bodega insólita y carácter propio en el centro de Bilbao
Ya sin la sombra del desaparecido Zortziko, El Viejo Zortzi reafirma su posición como una de las mesas de producto más fiables de Bilbao
Durante años fue 'el hermano pequeño', «la versión más tradicional» del que era el buque insignia de la saga, el estelar Zortziko. Con su cierre el pasado verano y la retirada definitiva del chef Daniel García, la comparación ya no se sostiene. Me atrevería a decir que nunca fue necesaria: El Viejo Zortzi tiene su propio carácter y quienes lo frecuentan no necesitan que nadie les explique que están ante una de las mesas más fiables de la villa.
Su historia se ha contado ya, pero ahí va una versión breve. Entre estas cuatro paredes nació, en las Navidades del 81, el primer Zortziko, fruto del empeño de Daniel García y su familia por abrir un restaurante con empaque que estuviera a la altura de los mejores de Bilbao. El éxito fue instantáneo y en este rincón de la calle Poza se daba cita el quién es quién de aquella ciudad industrial donde se intuía que algo estaba cambiando.
Cuando en los 90 la cocina creativa de Daniel encontró por fin su espacio en un edificio señorial de Alameda Mazarredo –aquella sala rococó con ecos del hotel Carlton, hoy tristemente cerrada–, la familia decidió diferenciarlos. Mientras Zortziko se situaba a la cabeza de la escena bilbaína –escasa entonces de referentes modernos–, El Viejo Zortzi mantenía contento a su público de siempre, con una cocina de mercado y maneras tradicionales.
Conversación y descorche
Hoy Bilbao cuenta con un puñado de chefs de talla mundial y su tejido gastronómico está trufado de influencias sofisticadas y guiños a la alta cocina. Lo que empieza a escasear, sin embargo, son esos restaurantes de patrón oro: valores refugio donde disfrutar con pocos aderezos de la fragancia de unos hongos, la tersura de unos espárragos blancos o la frescura de un pescado recién salido del Cantábrico. Entre esas mesas de confianza está sin duda El Viejo Zortzi que, caprichos de las tendencias culinarias, hoy vuelve a resultar vigente para un público cada vez más desafecto hacia veleidades creativas.
En mi última visita probé unas almejas finísimas con una salsa verde muy ligera, me despedí con honores de la temporada de espárragos, saboreé unos boletus turgentes y rechupeteé con fruición las espinas de un alfonsito que todavía coleaba. Todo ello sobre mantel blanco y en torno a una luz tenue que invita a la conversación íntima y al descorche clandestino de alguna de las joyas de su bodega. Porque ese es otro de los grandes alicientes del Viejo Zortzi, pionero en salirse de los sempiternos Rioja y Ribera que se estilaban en Bilbao, atesora hoy más de 400 etiquetas de 16 países distintos. No hace falta que pidan la carta, charlen con Salva García y déjense hacer.
Negocio familiar
El ingrediente principal de El Viejo Zortzi es una familia con muchas horas de vuelo en hostelería. Salva García, premiado por la Academia Vasca de Gastronomía como mejor jefe de sala en 2004, custodia la bodega y gobierna el comedor junto a su mujer, Pilar Cuezva (ambos en la imagen). Lo hace con la seguridad de saber que lo que sale de la cocina está bueno: su hermana María borda las verduras, clava los puntos del pescado y aplica a cada receta, por humilde que sea, la excelencia que Daniel García defendía en el recordado Zortziko.
El Viejo Zortziko
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Dirección: Licendiado Poza, 54. Bilbao
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Teléfono: 944419249
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Web: viejozortzi.es
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