Arroz con leche: delicioso, sano y ayuda no engordar
La receta, un clásico de la gastronomía vasca, está considerada como una fuente de salud y se halla, por desgracia, en peligro de extinción
No sé si a ustedes les pasa, pero a mí el arroz con leche es uno de esos sabores que me traslada directamente a algunos de los momentos más felices de mi vida. Una cucharada de tan cremoso postre, casero por definición, me coloca en la casa de mis padres, en medio de una celebración familiar, en los años de la infancia o la primera juventud, cuando la mayor preocupación de tu vida residía en el bloque de enfrente o dos manzanas más allá. ¡Pero qué delicioso es el arroz con leche y qué saludable! Ha llegado el momento de hacer un merecido reconocimiento a una de las recetas más clásicas de la gastronomía vasca, incluso internacional. El arroz con leche está en peligro de extinción. Salvémoslo.
¿Cuántos restaurantes recuerda que incluyan, no ya en su menú del día sino en su carta, este postre? Haga memoria, porque son muy pocos. Si lo piensa bien, quizás no se acuerde de ninguno. ¿Cuándo fue la última vez que se puso el delantal y lo hizo? «El arroz es un ingrediente complicado, que hay que saber manejar para que quede en su punto.No es un postre caro, ni tampoco una receta compleja, pero su elaboración quita tiempo y requiere un esfuerzo que las cocinas profesionales no siempre están en condiciones de dar», explica la nutricionista Anabel Tueros, que solo tiene palabras de elogio para el arroz con leche.
Los ingredientes
No es un postre excesivamente calórico, pero tampoco se consume todos los días. La receta clásica se elabora, además, con algunos de los ingredientes más sanos y naturales que cabe imaginar: arroz, leche, limón, canela, quizás vainilla y poco más. Hay formas de prepararlo de una manera más ligera, con leche desnatada y arroz integral, pero no merecen la pena. Las calorías que se restan así a la fórmula tradicional no compensan con los nutrientes que se pierden. ¿Y para qué? En realidad, ¿cuántas veces al año se sienta a disfrutar uno de un buen arroz con leche?
Veamos lo que hay en ese bol.
Arroz blanco. Vale, el integral resulta más sano porque contiene más fibra, pero también éste es saludable y se digiere mejor. Contiene fósforo (protector de huesos y dientes), potasio y vitaminas B3 y B6, los tres esenciales para el organismo. Gracias a sus hidratos de carbono, aporta energía de la mejor calidad, que el cuerpo absorbe de forma gradual, con lentitud.
Leche. Alimento básico para la salud humana, aporta grasas interesantes y sobre todo calcio y vitamina D, dos nutrientes a menudo deficitarios en personas de distintas edades. Si se utiliza desnatada, resultará menos consistente y perderá, además de los nutrientes, gracia y sabor. Por un día, tampoco le pasará nada si le añade un extra de leche evaporada o nata.
Canela. Buen sustituto del azúcar por su sabor dulce y con grandes propiedades como antiinflamatorio y para la reducción de los triglicéridos en la sangre.Es decir, protege de las enfermedades cardiovasculares, como ictus y fallos cardiacos.
Limón. Todas las ventajas de la fruta.
Lo que le pasa al arroz con leche es que engaña. Lo ve uno tan consistente que imagina que se trata de una bomba de relojería, pero ni mucho menos es así. La ración que vamos a tomar, para empezar, es limitada, ni siquiera es un plato, sino un cuenco de postre. Su apariencia, por otra parte, engaña. «Quizás uno se coma más tranquilo un paquete de pipas, pero su grasa supone, en realidad, un aporte importante de calorías», detalla la especialista.
Recuerdo a mi madre, cada vez que lo servía en la mesa cantando una vieja canción infantil, de las que se entonaban para jugar a la cuerda: «Arroz con leche,/ me quiero casar/ con una señorita de la capital./ Que sepa coser, que sepa bordar,/ que sepa abrir la puerta para ir a jugar». A mi padre le volvía loco, también el arroz con leche. Mantengan viva la receta, por favor.