Los alimentos que protegen la vista y retrasan la aparición de cataratas
Algunos alimentos, como el brócoli y las espinacas, tienen propiedades nutricionales favorables para la visión, pero su efecto protector es tan limitado que en ocasiones se necesita reforzar su acción con suplementos vitamínicos
Hubo una generación que creció convencida de que lo mejor para proteger la vista era comer zanahorias. Lo decía 'el conejo de la suerte' y ... para nosotros, que aún creíamos que lo prometido es deuda, aquello era para palabra de Bugs Bunny. La ciencia ha demostrado con posterioridad que el efecto protector de las zanahorias para la visión resulta más bien moderado y que no hay dieta como la mediterránea para preservar los ojos de algunas de las enfermedades que les castigan, no de todas, en absoluto. Si quiere saber cómo y de cuáles se trata, adelante. La mesa está a punto de servirse.
«Está claro que somos lo que comemos y la dieta tiene su importancia en lo referente a la vista», explica el director del departamento de Oftalmología de la Clínica Universidad de Navarra (CUN), Alfredo García Layana. «Sin embargo, –insiste– no todas las enfermedades de los ojos se benefician de ella». Por ejemplo, ha habido muchos trabajos que han intentado demostrar que una alimentación ajustada a la dieta mediterránea –la única validada científicamente– podría prevenir o retrasar la aparición de cataratas y glaucoma, un daño en el nervio óptico que dificulta la visión hasta el punto de poder llegar a perderla. Pero no hay suficiente evidencia científica que avale algo así. Las pruebas aportadas son tan tenues que no se sostienen.
Alimentos protectores
Las certezas aportadas por la investigación resultan en cambio mucho más sólidas cuando se habla de ojo seco, degeneración macular asociada a la edad (DMAE). También, aunque algo menos, en retinopatía diabética, que es una complicación seria que puede poner en entredicho la visión. La patología que más se beneficia del consumo de determinados alimentos es la DMAE, que es el nombre con que se conoce a la pérdida de la visión central, otra grave complicación. Protege frente a ella el consumo habitual de «frutas, verduras, legumbres, pescado más que carne roja, que ha de ser escasa, aceite de oliva y vino tinto en cantidades moderadas». Es decir, un vasito de vino al día y en la comida para las mujeres y, como máximo, dos para los hombres, según recuerda García Layana.
Además hay un par de elementos con propiedades antioxidantes que están en muy pocos alimentos y han demostrado un efecto protector muy potente frente a estas tres patologías. Se llaman la luteína y la zeaxantina, dos nutrientes presentes en hortalizas de hoja, como espinacas, berza y brócoli y también en el maíz dulce, la naranja, los pimientos y los huevos.
La mancha amarilla
El consumo regular de todos ellos favorece la aparición en el ojo de una mancha amarilla, que fue denominada así desde la Antigüedad –en latín, mácula lutea– y que sirvió para bautizar la parte de la retina especializada en la visión fina de los detalles. «Ahora sabemos que esa mancha se produce por el efecto de la luteína, que protege la mácula y actúa con un potente antioxidante y antiinflamatorio», detalla el experto de la CUN. También cuidan de nuestros ojos los productos ricos en vitamina C, E y zinc.
El efecto protector de todos ellos resulta, sin embargo, limitado. Para que lograr un efecto real, de cierta consistencia, habría que comer prácticamente todos los días a base de brócoli, espinacas y yema de huevo. Claro, no es plan. Por eso, los especialistas recomiendan a los pacientes con problemas de la visión el aporte de suplementos nutricionales, además del cuidado de la dieta. Y, por supuesto, ejercicio, que el sobrepeso es un factor de riesgo tanto en la retinopatía como en la DMAE. Coma con ojo y disfrute del plato.
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