Iparralde, las mejores citas para comerse la primavera

Cómo viene la agenda en el País Vasco francés. Cargadita de citas con el buen producto –no solo, pero ya que este es un suplemento de gastronomía, merece la pena recordarlo–. No es algo raro en la primavera de Iparralde, pero este año a las citas más habituales se suman otras, bien porque alguien ha decidido reformar su museo, bien porque hay eventos que solo ocurren cada dos años y este toca. Lo mejor para hacer los planes es ir localidad por localidad, no vaya a ser que se nos escape algo interesante.

Ciudad de cacao y arte callejero, Baiona es también conocidísima por el jamón que lleva su nombre. Y por la feria que le dedican desde hace más de quinientos años. La famosa y antiquísima Feria del Jamón de Baiona alcanza este mismo fin de semana su edición número 562. Quién les iba a decir a los vecinos que el día aquel que un rey les ordenó «organizad algo con este producto», iban a hacer historia. La elaboración de esta especialidad de la cuenca del Adur, un jamón uniforme, que se derrite en la boca, poco salado y que se corta muy fino, ha ido adaptándose a los tiempos, manteniendo vivos los paisajes, perdiendo y recuperando razas autóctonas desde 1462. En la celebración se reúnen 29 productores, hay degustaciones y mercado de artesanía y actividades varias. Otra cita gastro es el pintxo eguna, que el próximo 10 de mayo volverá a abrir las puertas de las peñas en un concurso que cada año crece en participantes. Más de 30 peñas ofrecen sus creaciones a precio muy económico (un euro).

Sí, sí, el cacao es seña de identidad de Baiona, pero en el calendario, por ahora, lo que está marcado es que el taller-museo del chocolate de Puyodebat, en Cambo-les-Bains, reabre reformado a finales de abril. Los 700 metros cuadrados de la colección privada contarán a partir de ahora con juegos interactivos, audioguías y un enfoque más lúdico para atraer a la familia. Claro que lo más interesante es hacerse con algunas de las recetas del maestro chocolatero Christophe Puyodebat, que abrió su primera tienda en 1999. Para sumarse al homenaje anual al pastel vasco, del que la localidad presume también, hay que esperar hasta el otoño (primer fin de semana de octubre), pero siempre queda acercarse a la noche de los museos este 17 de mayo, visitar Villa Arnaga, la casa del autor de 'Cyrano de Bergerac', y de paso que se sacia el interés cultural dejarse caer por alguna pastelería para llevarse un ejemplar.

Otra parada clásica de la agenda gastronómica es la feria Itsasotik en San Juan de Luz. Si ya pasarse por su mercado central en fin de semana es una experiencia, la cosa se multiplica durante los días en los que se celebra esta feria que rinde homenaje a los productos frescos del mar y en la que además de comprar se pueden realizar talleres y degustación de productos. El programa –que incluye siempre conciertos– tendrá lugar en torno al puerto y el gran mercado cubierto de les 'Halles' entre los días 19 y 21 de abril. De paso, se puede visitar el Hotel Bizipoz, en el que aparte del propio hotel de diseño, en la parte baja se apuesta por la gastronomía: el café o el aperitivo en la terraza exterior con vistas al puerto, un cóctel o una copa de vino con sus tapas o, para comer, probar las especialidades libanesas en Korner Mezze Ona, darle a las tortillas y enchiladas de Kornel El Taco Del Diablo, decantarse por las langostas en Korner Brioxa, el sushi del Korner Ezohiko, la pasta y la pizza de L'Italien o los perritos calientes con productos de origen local del Burger & Street Food.

El pueblo típico y artesanal de Osses, donde trabajan casi una veintena de artesanos, abre sus puertas a los visitantes cada dos años en una gran celebración para mostrar sus trabajos y para vender sus productos. Será, este año, el primer fin de semana de mayo, del 2 al 4. Lo bueno es que, como es tradición en la zona, toda fiesta viene acompañada de todo lo necesario para el disfrute: la posibilidad de aprender a trabajar algunos materiales en los talleres impartidos por quienes saben, los conciertos y las cosas del beber y del comer. Pero es que además Osses es el el hogar de Cerámica Goicoechea, tres generaciones ya de artesanos que trabajan con dos elementos fundamentales, la tierra y el agua. Y hablando de agua, los de Goicoechea son los de las truchas de Banka, una especialidad de la zona que se puede encontrar en muchos restaurantes de postín. La granja aprovecha las aguas purísimas del manantial Arpéa y su movimiento natural para que las truchas se críen casi casi como en condiciones de libertad. Elaboran todo tipo de productos (porción de trucha, filete, huevas, rillettes, terrina, trucha ahumada en aceite de oliva y filete ahumado en madera de haya) y hasta aprovechan la piel para hacer marroquinería. La piscifactoría se puede visitar todo el año.

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