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Ajos, contra enfermedades y vampiros

Es uno de los elementos esenciales de la dieta mediterránea y tiene tantas propiedades que podía dispensarse en las boticas

Jesús Lens

Viernes, 8 de agosto 2025, 19:11

El ajo, como el aceite de oliva virgen extra, es un alimento que le aporta a nuestro organismo tantas propiedades que, además de en las fruterías, podría venderse en cualquier farmacia de guardia que se precie. De hecho, uno de nuestros gurús de cabecera, el griego Hipócrates, lo prescribía para combatir problemas respiratorios, parásitos, malas digestiones y cansancio en general. Del hartazgo ambiente, sin embargo, no consta que el heleno dijera nada.

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Que el ajo es bueno para la circulación nos lo han repetido desde críos. Un mantra alimenticio que, será por la flama y el calor, a mí me inspira una imagen surrealista: una rotonda repleta de cabezas de ajos colgadas en esculturas de formas extrañas y los coches rodando como la seda a su alrededor. Bromas aparte, este alimento es tan rico en vitamina B que fortalece los vasos sanguíneos y aleja el riesgo de trombosis. Además, combate el colesterol del malo.

También es bueno para el hígado y contribuye a eliminar toxinas. Depurativo, que se dice. O detox, según la terminología más cool y moderna. Es desengrasante y ayuda contra las congestiones nasales y la tos fruto de los resfriados. Y otra propiedad importante del ajo: facilitar las digestiones complicadas, algo que, en verano, resulta especialmente destacable: estimula los ácidos gástricos y hace que los alimentos se digieran mejor, con mayor absorción de los nutrientes por parte del organismo. Si le añadimos que tiene pocas calorías y que aporta minerales como el manganeso… lo que decíamos: un auténtico tesoro en nuestras cocinas y en nuestro botiquín.

Stop vanpiros

La tradición, tan atávica ella, recomienda comerse un diente de ajo en ayunas. Lo que estaría muy bien si no fuera por… no hay que entretenerse mucho en explicarlo, ¿verdad? Que luego viene una música picante extranjera y dicen que dijo que España olía a ajo y se lio la mundial. Hay quienes frotan enérgicamente sus tostadas de tomate y aceite con ajos y quienes usan AOVES cuyos botes están llenos de sus cabezas, casi a modo ceremonial. Para gustos… El caso es que los ajos siguen siendo grandes aliados de nuestra salud aunque se tomen cocinados.

En teoría, los vampiros tienen mejor olfato que ojo, de ahí que una estancia bien 'vestida' con ristras de ajos, por culpa de su penetrante olor –o gracias a él–, dejaría aturdido al mismísimo Conde Drácula y a sus secuaces.

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Al ajillo

¿Cuántos platos españoles llevan como noble apellido las dos palabras 'Al ajillo'? Así a botepronto, lo mismo aplica al pollo y al conejo que a las gambas. Mojar pan en una salsa con ajos es uno de esos placeres en absoluto culpables. Hay guisos que se elaboran usando las cabezas de ajos completas. A quienes se les repitan, que los confiten y no olvidemos las recetas que usan al ajo como base en sus sofritos: arroces, estofados y esas salsas de tomate que acompañan a la pasta y a otros platos.

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