«Si se les saca buceando, es posible que suponga salvar a un chaval por día»
«No se puede emprender la salida sin todas las garantías», afirma el médico y espeleólogo especialista en rescate en cavidades Diego Dulanto
«No recuerdo un rescate tan complejo como este en una cueva bajo el agua. Los ha habido complicados, con 6 o 7 personas atrapadas, pero nada parecido a esto, con niños inexpertos perdidos en una caverna», señala el médico y espeleólogo vizcaíno Diego Dulanto, uno de los mayores especialistas en salvamento en interior de cavidades de España. En su opinión, los rescatadores se enfrentan a una serie endiablada de «desafíos» para socorrer al grupo de niños y jóvenes aislado en una sala de la cueva anegada de Tham Luang Nang Non, en Tailandia.
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Dulanto repite la palabra desafío al hablar de este caso. «De entrada, son chavales sin experiencia en cueva. Llevan días sin alimentarse, por lo que lo primero, antes de intentar hacer nada, es nutrirlos», un primer paso que ya se ha dado tras su localización. Otro problema es que Tailandia «es un país en el que no existen equipos formados para afrontar este tipo de situaciones». En ese sentido, la llegada de Rick Stanton y John Volanthen, los dos espeleobuceadores británicos que encontraron al grupo perdido más de nueve días bajo tierra, ha sido un avance. «Son grandes expertos y si se siguen sus criterios todo saldrá bien», vaticina Dulanto.
Tras unos primeros días «de confusión y torpezas» debidas al desconocimiento de las autoridades tailandesas, los protocolos se están siguiendo como es debido: «Primero, asegurarse de que los chavales se encuentran bien y darles alimento y asistencia sanitaria. No se puede emprender la salida sin todas las garantías». El siguiente paso «es analizar con calma las opciones para sacarlos reduciendo el riesgo todo lo posible». Aquí hay que tener en cuenta otro de los «desafíos»: «la distancia a la que el grupo está de la boca de la cueva, más de tres kilómetros», y la longitud de las galerías sumergidas, «que superan los centenares de metros. Bucear en ese entorno no es como hacerlo en el mar, no tiene nada que ver», aclara el experto. Aquí se trata de sumergirse en una corriente de «aguas turbias en las que uno no ve ni su propia mano». Stanton y Volanthen han tenido que avanzar poco a poco por este entorno, hostil como pocos, instalando una cuerda o «hilo de Ariadna que servirá de guía. Sin él, si no tienes una referencia, las posibilidades de morir ahí son grandes».
Por ello, el experto espeleólogo se muestra escéptico sobre la opción de enseñar buceo a los niños atrapados, que no saben nadar: «Lo veo inviable. Se ha planteado usar máscaras que cubran toda la cara, pero aún así es muy complicado». Si al final se opta por este método, «cada niño tendrá que ser sacado por un grupo de rescatadores. Será muy duro y cansado, por lo que al salir, los rescatadores no podrán volver a entrar a por el siguiente», además de que habrá que recargar las bombonas, repasar los equipos, etc. «Si se hace así, es muy posible que sea a un ritmo de un chaval extraído por día».
Un bombero y un ingeniero informático
Rick Stanton y John Volanthen son «dos espeleobuceadores británicos expertos en rescates en cuevas peligrosas», explica Diego Dulanto. El primero «es bombero en Coventry y el segundo trabaja como ingeniero informático» en Bristol. En su haber cuentan con salvamentos «muy complicados», como el de seis soldados británicos atrapados en una cueva de México, realizado por Stanton.
En la caverna tailandesa, llegaron hasta el grupo perdido nadando contra corriente en aguas torrenciales «muy turbias, avanzando despacio y teniendo cuidado de no enturbiarlas aún más». Tal y como detalló el equipo de los dos rescatadores, del British Cave Rescue Council, entidad que agrupa a voluntarios dedicados al rescate en cueva en las islas británicas, «la sección de buceo real fue de aproximadamente 1,5 kilómetros, la mitad completamente inundados». El tiempo de inmersión fue de unas tres horas.
No hay que descartar «que se localice algún otro acceso por el que se pueda realizar el rescate», apunta Dulanto. La cueva forma parte de un sistema kárstico «muy complejo, y es posible que haya alguna sima». Equipos del Ejército tailandés ya la están buscando. Otra opción es que el grupo espere a que el nivel de las aguas descienda para poder salir por su propio pie. «Aguantar es posible, hay muchos precedentes. Recordemos el caso de los mineros atrapados en Chile» durante más de dos meses. «Con comida, compañía y asistencia médica, podrían hacerlo».
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