Las otras odiseas que preceden al rescate de los 12 niños atrapados en una cueva de Tailandia
Han existido varios casos mediáticos antes de la operación que trata de sacar a contrarreloj a los doce niños de un equipo de fútbol
Gabriel Cuesta
Martes, 3 de julio 2018, 20:34
En un rescate cada minuto se hace eterno y acrecienta la agonía. Después de más de una semana de búsqueda los servicios de rescate por fin han dado con los doce niños que conforman el equipo de fútbol 'Wild boar'. Se encuentran en la cueva inundada de Tham Huang Nang Non, en Tailandia, donde están atrapados junto a su monitor después de que la lluvia les sorprendiese e hiciese imposible su salida a la superficie. La operación no será fácil y va a contrarreloj. Se encuentran en una caverna que tiene diez kilómetros de extensión y los pequeños no saben nadar. Su salida al exterior podría prolongarse hasta cuatro meses. No es la primera vez que un rescate acapara la atención de todo el mundo. Estos son los casos más mediáticos:
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China, 2016
Una Navidad para olvidar: 36 días bajo tierra
Era el día de Navidad cuando la mina de yeso de Pingyi experimentó una fuerte sacudida. El suelo se hundió y la oscuridad engulló a 29 personas. Once de ellas consiguieron salir vivas, pero una falleció y 13 miembros de aquel grupo continúan desaparecidos. Los otros cuatro restantes quedaron atrapados en las entrañas de aquel agujero que podría haberse convertido en su sepultura. Hao Zhicheng, Li Qiusheng Guan Qingli y Hua Mingxi pasaron 36 días a 200 metros bajo tierra en un espacio de aproximadamente seis por ocho metros. El 29 de enero vieron la luz del día tras una operación de rescate que duró dos horas al tener que hacer frente a la inestabilidad del terreno y los continuos derrumbes. Un año antes, en 2015, murieron en China 931 personas en accidentes mineros. Se trata del país con mayor producción de carbón del mundo. En 2002 esta cifra rozó casi las 7.000 defunciones.
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Chile, 2010
70 días de agonía y un trozo de carbón
Mario Sepúlveda hacía oír sus gritos desde la cápsula cuando le faltaban pocos metros para llegar a su ansiada libertad. Euforia pura. Estaba volviendo a nacer desde las entrañas de la tierra. Este electricista de 40 años fue uno de los 33 mineros atrapados durante 70 agónicos días en las galerías de la mina San José, a setecientos metros bajo tierra. Desde el 5 de agosto hasta el 13 de octubre de 2010 filmaron vídeos para demostrar cómo sobrevivían a una situación extrema con sentido del humor y esperanza. La operación de rescate la siguieron por televisión aproximadamente mil millones de personas. Y Sepúlveda tuvo la ocurrencia de llevar 'souvenirs' para sus salvadores como agradecimiento. Trozos de aquel carbón, muestras de su superviviencia en la penumbra.
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Estados Unidos, 2009
Milagro en el río Hudson
«Amigos, tienen que prepararse para un aterrizaje muy, muy duro». El piloto Chesley Sullenberger acababa hacer despegar desde LaGuardia un avión de US Airways. Llevaba solo tres minutos de camino a Charlotte (Carolina del Norte) cuando reportó problemas en los motores. Y entonces Jeff Galloy, ocupante del asiento 22A, vio desde la ventanilla cómo el motor izquierdo estallaba en llamas. «Todo el mundo empezó a rezar y a mirar el agua». Los primeros informes culparon del accidente a una bandada de gansos que se enredó en ambas turbinas. Convencido de que no podría volver al aeropuerto, el comandante decidió intentar amerizar el aparato en pleno río Hudson, ante la sorprendida mirada de los turistas que inundan Manhattan. Y lo consiguió. El avión se posó suavemente sobre las heladas aguas. En su interior había a bordo 150 personas que fueron rescatadas por los ferris de pasajeros que habitualmente unen las dos orillas, una en Nueva York y otra el estado vecino de Nueva Jersey. En menos de una hora todos los ocupantes estaban en tierra, mojados y castañeando de frío, muchos sufriendo hipotermia, pero con vida. «Esta noche volverán todos a casa con su familia», anunció satisfecho el gobernador de Nueva York, David Paterson.
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México, 1985
Llantos de bebé en el hospital Benito Juárez
Los llantos de un bebé alertaron a los rescatistas que rondaban el Hospital General Benito Juárez. Lo encontraron entre los escombros. Habían pasado cuatro días desde la réplica de 7,3 de un primer terremoto que arrasó Ciudad de México. Aquella primera sacudida alcanzó 8,1 en la escala Richter. Los ciudadanos se movilizaron para rescatar a todas aquellas personas que se habían quedado atrapadas entre los escombros. Se formó una cadena humana alrededor de las ruinas del hospital que consiguió rescatar finalmente a tres bebés, dos niñas y un niño. En total fueron salvadas 4.000 personas.
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Colombia, 1985
El triste adiós a Omayra Sánchez: «Voy a perder el año. Hoy falté a la escuela»
«Voy a perder el año porque ayer y hoy falté a la escuela». Las cámaras que cubrían las operaciones de rescate después de la erupción del volcán Nevado del Ruiz captaron las palabras de Omayra Sánchez. Esta niña de doce años fue una de los 22.000 habitantes que quedaron sepultados en el pueblo colombiano de Armero. Estaba sumergida en el agua. Atrapada en lo que había sido su hogar. Sus piernas estaban aprisionadas entre ladrillos y palos. Más abajo había cuerpos sin vida. «Siento que estoy pisando carne y esa es mi tía. Ojalá que no sean mi papá ni tampoco mi hermanito. Tengo miedo de que el agua suba y me ahogue porque no sé nadar». Solo 8.000 personas sobrevivieron. Omayra no lo consiguió.
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Chile, 1972
Canibalismo para sobrevivir en un avión estrellado en Los Andes
«La historia tal y como fue jamás podría rodarse, sería demasiado desagradable». Roberto Canessa formaba parte del equipo de rugby uruguayo Old Christians que se dirigía hacia Santiago de Chile cuando su avión se estrelló en la cordillera de Los Andes. Las 45 personas que se encontraban en su interior sobrevivieron al accidente, pero solo quedaron 27 con vida tras una semana atrapados. Solo 16 consiguieron aguantar. Entre ellos Canessa. Pagando un alto precio, eso sí. No les quedó otra que alimentarse de los cuerpos de los que habían sido sus compañeros. Estos supervivientes jugaron en 2002 un partido contra los chilenos Old Boys, el rival contra el que habrían tenido que jugar aquella tarde de 1972. La frase que comienza este párrafo fue pronunciada cuando se estrenó la película '¡Viven!' en 1993, que relata la historia de esta tragedia.