La nueva guerra de EE UU contra el narcotráfico dispara la tensión en Latinoamérica
Colombia llama a consultas a su embajador en EE UU mientras Lula da Silva advierte contra las «intervenciones extranjeras»
El rifirrafe diplomático que Donald Trump ha abierto con el gobierno de Colombia, el último país latinoamericano al que acusa de estar en connivencia con ... el narcotráfico, escaló este lunes un peldaño más con la llamada a consultas del embajador colombiano en Estados Unidos, que ya está de regreso en Bogotá. El presidente Gustavo Petro pasa así de las palabras a los hechos después de que su homólogo en la Casa Blanca, Donald Trump, dijese de él que «es un líder del narcotráfico que incentiva la producción masiva de drogas por toda Colombia» y que «no hace nada para detenerlo a pesar de las ayudas a gran escala que le envía Estados Unidos».
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El republicano, además, anunció la suspensión de todos los envíos de ayuda al país sudamericano y añadió que si Petro «no cierra esos campos asesinos inmediatamente, Estados Unidos los cerrará. Y no lo hará por las buenas». Es una amenaza nada velada que acerca la situación de Colombia a la de Venezuela, ya que Trump inició frente a sus costas una nueva cruzada contra el narcotráfico que se ha cobrado ya la vida de 27 personas que viajaban a bordo de las seis supuestas narcolanchas atacadas por el ejército estadounidense.
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Petro se defiende. «Hemos reducido la tasa de crecimiento de los cultivos de hoja de coca a casi cero, mientras que con pasados gobiernos hubo años con casi un 100% de crecimiento anual», afirmó el político colombiano, que también trata de darle la vuelta al asunto: «El creciente consumo en EE UU y Europa es responsable de 300.000 asesinatos en Colombia y de un millón de muertos en América Latina», afirma, proponiendo a Trump que retire los aranceles a los productos agroalimentarios lícitos de Colombia para impulsar esta actividad y desincentivar el cultivo de coca. Además, este lunes pareció salir en defensa de Maduro o, al menos, hacer frente común con él: «El pueblo venezolano no quiere ni invasiones, ni bloqueos ni amenazas sobre él, venga de quien provenga», apostilló. Por si fuese poco, Petro está convencido de que una de las víctimas de los ataques estadounidenses era un pescador inocente, algo que Washington rechaza con vehemencia.
Los tambores de guerra suenan así cada vez con más fuerza en la región. Y han comenzado a preocupar incluso a líderes que nada tienen que ver con el conflicto. El último es el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que este lunes analizó la coyuntura durante la entrega de las cartas credenciales a los nuevos embajadores extranjeros. «Intervenciones extranjeras pueden causar daños mayores de los que se pretenden evitar en una región cada vez más marcada por una creciente polarización e inestabilidad», afirmó, sin mencionar ni a Estados Unidos ni a Venezuela. No hace falta.
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«Si Petro no cierra esos campos asesinos (de coca), lo hará Estados Unidos. Y no será por las buenas»
La oposición exige al presidente para «que deje de agredir a EE UU» y se distancie de Venezuela
Por su parte, los opositores a Petro sacan beneficio de la situación disparando contra su Ejecutivo y agudizando la división interna. «No podemos tener una canciller que no tiene visado de Estados Unidos, que no habla inglés, ni tampoco un vicecanciller ideologizado que utiliza un lenguaje agresivo frente a los Estados Unidos», comentó el precandidato presidencial, Juan Manuel Galán, quien también demandó que su país marque «una distancia total con el régimen de Nicolás Maduro». Otro de los contendientes a la presidencia, Abelardo de la Espriella, dio la razón a Trump y aseveró que «hay que presionar política y socialmente al presidente Petro para que deje de agredir a los Estados Unidos y reactive la lucha contra el narcotráfico».
Temor a la intervención
Esta escalada de la tensión que comienza a salpicar a Latinoamérica es consecuencia de que Trump haya decidido poner el dedo en el gatillo y pasar a la acción. «Cada vez que veas una narcolancha hundida y sientas pena. recuerda que sí, es duro, pero perdemos tres vidas para salvar 25.000», justifica el mandatario.
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Lo que más teme Latinoamérica no son las operaciones en aguas internacionales, sino que Trump decidiese la semana pasada permitir que la CIA lleve a cabo operaciones en Venezuela, algo que da alas a quienes ven en esta guerra contra la droga la excusa perfecta para impulsar un cambio de régimen. Por si quedaban dudas, el republicano afirmó que ahora está «mirando a operaciones en tierra, porque el mar está bajo control». Diferentes asesores mencionados por medios estadounidenses reconocen que entre las posibilidades que se barajan es un cambio de régimen en Caracas. Y María Corina Machado, recientemente galardonada con el Nobel de la Paz, podría ser una alternativa del gusto de Washington.
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