China en la campaña
Análisis ·
Trump busca un enemigo externo al que culpar de que sus soluciones sencillas no funcionen, mientras Biden propone combinar rivalidad y colaboraciónEl gran cambio geopolítico durante el primer mandato de Donald Trump ha sido el ascenso de China hasta convertirse en 2020 en un serio aspirante ... a la hegemonía mundial. Una nueva era bipolar ha quedado inaugurada y la pregunta de si podría desbancar a los Estados Unidos no es una hipótesis arriesgada. Pero en la campaña electoral más extraña que se recuerda, apenas hay debate sobre las distintas opciones para tratar con este rival. Si lo hubiese, las coincidencias serían mucho mayores de lo que la polarización política y social del país sugeriría. El candidato republicano habla del 'virus chino', en busca de un enemigo externo al que culpar de que las soluciones sencillas que propone no funcionen bien. Trata de desviar la atención sobre su desastrosa gestión de la pandemia apuntando a Beijing. Pero ya Barack Obama advirtió a Trump en el traspaso del poder sobre la prioridad de contener a China, un rival formidable en el campo económico -ya está creciendo de nuevo- y una potencia global en tecnología digital y seguridad. El gran país asiático ha aprovechado además la tendencia aislacionista de la Administración Trump para ocupar los espacios que ha ido dejando en el comercio internacional, la construcción de infraestructuras o la presencia militar en el Pacífico.
Beijing se ha convertido en 2020 en un serio aspirante a la hegemonía mundial
El actual Gobierno ha acentuado el nacionalismo y el culto al líder como una manera de afirmar su poder. Compite con Estados Unidos en el desarrollo de inteligencia artificial y, como ha advertido con lucidez Fidel Sendagorta, «el desafío ideológico más relevante de China procede del uso de tecnologías avanzadas para aumentar el control social». Joe Biden propone un enfoque realista sobre China, combinando rivalidad y colaboración, reduciendo las tensiones que producen las guerras comerciales, pero exigiendo que Beijing cumpla con las reglas de la maltratada Organización Mundial de Comercio. Trump promete seguir presionando a golpe de sanciones y prácticas proteccionistas, con gestos teatrales y amenazas diarias. En estos cuatro años sus tácticas no han dado un gran resultado, pero esta campaña electoral no parece el sitio en el que debatir ningún asunto que requiera matices y un análisis no partidista.
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