Razones del caos en Libia
Finalmente no se celebraron elecciones en Libia el pasado 24 de diciembre. Se habla de celebrarlas dentro de un mes, pero eso es confundir los ... deseos con la realidad, porque los problemas estructurales no van a desvanecerse en unas pocas semanas.
La dictadura gadafista había concentrado el poder de tal manera que su caída en 2011 arrastró consigo todo el entramado institucional y administrativo del país. De este vacío podía surgir cualquier pesadilla distópica, pero mientras Siria se hundía en una sangrienta guerra civil, en Libia, mucho más homogénea desde el punto de vista religioso y étnico, reinaba una cierta paz hasta que en 2014, el grupo en el poder -el GNA- se negó a reconocer su derrota y estalló la lucha. Los vencedores de las elecciones -el HoR- tuvieron que escapar e instalar su sede en Tobruk.
Necesitaríamos dos páginas para explicar el 'Quién es Quién' de esta multiguerra, lo que además resultaría de escasa utilidad para entender la génesis del conflicto y las razones de su perpetuación. Fue decisivo que, tres años después de la caída de Gadafi, no se hubiera desmovilizado a las milicias ni organizado ningún tipo de fuerza nacional de seguridad. Por lo tanto, cuando el GNA decidió apalancarse en el poder pese a su derrota electoral, el HoR no disponía de medio alguno para hacer cumplir la ley.
Los libios no están forjados en un metal distinto al resto de la humanidad, pero su cultura, en su actual fase de desarrollo, se basa en las familias extensas de tipo semi-tribal o clánico. Como Gadafi nunca creó verdaderas instituciones de gobierno, estas estructuras familiares arcaicas sobrevivieron porque llenaban extraoficialmente la vacuidad del gadafismo. Tras la revolución de 2011, esas redes de parentesco eran lo único que quedaba, y de ahí surgieron las milicias.
Ahora esas milicias son las que han impedido realmente las elecciones, porque de ahí podría surgir un Gobierno nacional que suplantaría su poder factico. Algo parecido sucedió en Yemen, cuando los hutíes se sublevaron para impedir una nueva división provincial que habría erosionado su poder factico. Lo viejo se defiende de lo nuevo, aunque reviente el país.
Libia está atrapada: El poder de las redes de parentesco impide que surjan nuevas instituciones, pero sin tales instituciones el país permanecerá en el caos. Aunque las elecciones lleguen a celebrarse, ya se vio en 2014 que los perdedores se sublevarían. Aunque uno de los bandos ganase la guerra civil, no habría paz, porque cada bando es en realidad una coalición de milicias que seguirían riñendo entre sí. Y si Occidente enviase un ejército, se repetiría lo de Afganistán: Nada de lo construido tendría base alguna, de manera que todo se derrumbaría en cuanto se marchasen las tropas extranjeras.
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