Urgente Un accidente en Ugao-Miraballes obliga a cortar la BI-625

Kármán

El candelabro ·

Asisto ojiplática a esa olimpiada del ego en que Branson y Bezos han convertido su afán por conquistar el espacio. Si Dios existe ('chi lo ... sa') a estas horas debe de estar partiéndose la caja ante la cómica obsesión de dos multimillonarios por franquear una frontera invisible, para luego hacer negocio con ello. Como dos niños malcriados con los juguetes más caros y sofisticados del mundo, estos magnates compiten por convertirse en el primer terrícola capaz de llegar al espacio en un vuelo privado. Branson dice haberlo conseguido. Bezos lo desmiente. Y la culpa de todo la tiene la línea de Kármán, que Bezos sitúa a cien kilómetros sobre el nivel del mar y Branson, a 80.

Publicidad

Personalmente, me da exactamente igual quién de los dos la cruce primero, porque sospecho que ninguno de ellos va a aprender nada. A dos tipos tan sumamente avariciosos no los creo capaces de ver más allá de sí mismos. O de sus respectivos tinglados financieros. Imagino que cuando divisen a lo lejos la melancólica esfera azul de la Tierra solo verán en ella un negocio redondo. Asomarse al vasto universo debería servir para comprender la dimensión exacta, infinitesimal, indetectable, casi inexistente que ocupa nuestro planeta en el cosmos. Y no digamos ya el microscópico ser humano. Una cura de humildad de proporciones siderales.

Pero mucho me temo que en estos dos va a tener justo el efecto contrario. Van a bajar crecidísimos, dispuestos a explotar la línea de Kármán hasta el infinito... Y más allá. Me da que este va a ser un pequeño paso para la humanidad y un gran paso para el capitalismo interplanetario, el germen de ese futuro distópico en el que grandes corporaciones dominarán la Tierra y colonizarán el espacio. Abróchense los cinturones porque allá vamos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad