Urgente Un accidente en Ugao-Miraballes obliga a cortar la BI-625
El candelabro

Hannibal

Tras muchos años evitándolo (por lo mal que lo paso), ayer por fin me animé a ver una película de terror: 'Putin. De espía a ... presidente'. Al fin y al cabo, ahora mismo no hay filme, por terrorífico que sea, capaz de superar el pánico que provoca la amenaza real de una guerra nuclear. Lo de Putin es una miniserie documental de la BBC destinada a desvelar la calaña del sujeto que dirige los destinos de Rusia (y parte del extranjero, por desgracia). Ahí nos presentan a un niño que creció apiñado con su familia en la habitación de siete metros cuadrados de un piso compartido donde no había ni ducha. A un chaval forjado en la ley de la calle. A un jovencito que animaba a sus amigos a que intentaran salir con su novia (la de él), para así poner a prueba la fidelidad de ella. Liudmila les dijo a todos que no y se convirtió en la señora Pútina... Hasta que se divorció.

Publicidad

Alguien que necesita poner trampas a los seres queridos para confirmar su lealtad es digno de psicoanálisis. Probablemente un paranoico de manual. En muchas de las fotos de archivo que muestra el documental, Putin exhibe una mirada oblicua, fija, implacable, como dirigida siempre a un enemigo. Y ahí quería llegar yo... ¿No decimos que está loco? Pues hagámosle la guerra psicológica. Utilicemos a fondo los servicios de inteligencia. Pero de la inteligencia emocional. Aprovechemos los últimos avances en el conocimiento de la psique para manipularlo, cercarlo, doblegarlo. Busquemos si hace falta a un Hannibal Lecter capaz de anticiparse a un psicópata. Porque solo con armas y sanciones económicas, que a la larga provocan más victimismo, no va a bastar. Necesitamos una solución imaginativa. Algo como lo de esos ucranianos que se han llevado un tanque ruso con un tractor, pero en más sofisticado.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad