
«Me desespera una clase en orden y en silencio»
Una mirada optimista a la vida ·
Su innovador método para que un alumno enfermo de cáncer no perdiera el curso le ha valido premios y una película que llega a los cines en septiembreSecciones
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Una mirada optimista a la vida ·
Su innovador método para que un alumno enfermo de cáncer no perdiera el curso le ha valido premios y una película que llega a los cines en septiembreTodo empezó con un pupitre vacío. Javier Mur (Monzón, Huesca, 1986) se negó a que uno de sus alumnos enfermo de cáncer se quedara sin ... clases. Así que ideó un proyecto en el que los compañeros de Guillén se convirtieran en sus profesores. El método pedagógico le valió el Premio Giner de los Ríos, que concede el Ministerio de Educación. Su historia se ha llevado al cine en 'Uno para todos', que llega a las salas el 18 de septiembre.
- ¿Qué ha sentido al ver que un actor, David Verdaguer, le interpreta en una película?
- Ya me pareció surrealista que hubiera una película por algo que yo veo normal, hacer mi trabajo y ayudar a los alumnos. Se inspira en mi experiencia, pero está totalmente ficcionada.
- Se negó a que Guillén se quedara sin colegio.
- Lo primero que pensé es que no podía no hacer nada. Tenía 22 alumnos de cuarto de primaria y no podía permitir que él no se sintiese uno más. Tiré de inventiva y comprobé que funcionaba muy bien que los alumnos se enseñasen entre ellos. Empezamos con un blog y seguimos haciendo vídeos con explicaciones de las materias. Acabaron inventándose historias y Guillén pudo así aprobar y seguir en contacto con sus compañeros. Nosotros no le curamos, pero conseguimos que se levantara cada día con una chispa de ilusión.
- Porque ir al colegio resulta sanador.
- Por supuesto. Lo he hablado con chavales que pasaron el cáncer. Te cuentan que lo más doloroso no fue el proceso médico, sino constatar que cuando vuelves tu vida ya no es la de antes. El contacto físico con el grupo es necesario, la educación no solo es algo académico, también nos ayuda a socializar.
- ¿Lo que hizo usted es algo extraordinario?
- Yo no me considero un profesor excepcional. He tenido el foco mediático, pero hay muchos profesores haciendo muchas cosas. Si no las hacen es por miedo. Y yo no tengo miedo a equivocarme. También tienes que tener la oportunidad de estar en un centro que te lo permita. Y familias como las de Guillén y sus compañeros, que te den libertad.
- ¿Tuvo usted buenos profesores?
- Ninguno me marcó para dedicarme a la docencia. En Magisterio y Psicopedagogía sí hubo alguno que me abrió los ojos para entender la educación como una herramienta social para empoderar y ayudar al alumnado a construirse.
- ¿Qué es lo que más le desespera en un aula?
- Otro profesor te diría el desorden, pero a mí, al revés, eso me motiva. Me desespera ver una clase sin espíritu, sin diversidad. No quiero un pupitre detrás de otro, en el que el alumno solo ve la nuca del de delante y la cara del profesor. No puedo con el silencio, un profesor que dicta es un dictador.
- Se fue a Galicia por amor hace cinco años. Forma a profesores, pero todavía no tiene plaza en la escuela pública.
- A principios de curso habrá llamamientos e iré corriendo en la lista. Espero trabajar en un cole antes de diciembre. Me hace gracia: puedo formar a profesores que llevan toda la vida, pero yo no puedo trabajar en una escuela.
- ¿Tienen los profesores reconocimiento social?
- Sí y no. Hace unos meses la gente aplaudía el trabajo de los sanitarios y hoy no les respeta. Con los profesores pasa lo mismo. Se dice de boquilla que son importantes, pero enseguida pisamos su trabajo. Los docentes somos los primeros que no valoramos nuestra labor. Se usa muy poco la escuela de padres, en la que explicamos a la familia lo que hacemos.
- ¿Qué va a pasar en septiembre?
- Como no seamos estrictos desde el punto de vista sanitario, vamos a estar en una situación muy difícil. A día de hoy, los protocolos educativos no son realistas. Es fundamental reducir el número de alumnos por grupo y una nueva organización del centro. Habría que romper con el miedo a separarlos por edades.
- ¿Que haya enseñanza virtual todo el curso sería una desgracia?
- Más que desgracia, sería un fracaso. Tengo una compañera en Panamá y allí no van a empezar el curso; eso es una desgracia. Nosotros podemos acudir a un sistema que para primaria e infantil es un despropósito total. Tampoco pasa nada por no cumplir con el currículo; no saber dividir por dos cifras en quinto de primaria no es una catástrofe. Ir al colegio no puede ser poner un vídeo. Sí, septiembre va a ser un espectáculo.
- ¿Qué tal está Guillén?
- Es un adolescente perfecto de salud, aunque no he podido verle por la pandemia.
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