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Preparados para un duelo decisivo. La unificación es lo que tiene, cada cual salva su culo. Carra y Ainhoa, al no atreverse a saltar al agua desde las alturas, debían elegir quién de ellas se iba a casa. Ainhoa rogó a su compañera que le dejara irse, asumía sus debilidades y que su compañera era más fuerte y tenía merecida la permanencia. Y la convenció, no sin un mar de lágrimas de por medio.
En el campamento pobre, Félix se debatía entre postularse para salir a la palestra o no. Las lesiones que sufre hicieron que el de Corella se ofreciera voluntario para la condena, pero tras pasar la noche se replanteaba la situación. Ya no las tenía todas consigo, pero insistía en que si le nominaban acogería con ganas el reto. Al constructor se le notaba agotado y dudaba, pero al final decidió sacrificarse.
Ya en la asamblea, Carra regresó a la aventura muy emocionada. «Ha sido una noche dura», afirmaba la de Portugalete que durmió entre ratas, literalmente. Patxi Alonso informaba al resto de que Ainhoa había sido expulsada y Carra, por no haber cumplido, se convertía en la primera duelista. Alex, como ganador del juego de inmunidad, decía castigar a alguien y señaló a Pati. «Me ha sorprendido, pero lo recibo bien, con ganas», declaraba la joven antes de ponerse el fatídico collar. Y tocaba votar. Y Félix cayó. Azules y amarillos, con la vuelta de Carra, tenían la mayoría, pero no reaccionaron a tiempo y penalizaron a Félix. «Una de las mayores Corocotadas de la historia», calificaba Alonso. «No hemos sabido jugar el último minuto», admitía el último duelista que no encajó muy bien las votaciones, a pesar de que las había solicitado.
«Nos has transmitido que estabas jodidísimo y no querías quedarte en estas condiciones», argumentaba Raquel, que fue la primera en nominar a Félix. Él se revolvía. El concepto traición sobrevolaba el ambiente. Pero Corocotes y Guabanes razonaban lo contrario. «Al final, tú no puedes estar pidiendo que te nominen y, cuando lo hacen, echárselo en cara», reflexionaba Carra. Félix insistía. «Han hecho lo que les he pedido, pero ahora, a lo mejor, me arrepiento de habérselo pedido», comentaba. Con todo, y aduciendo estar muy dolorido por la mala caída, admitía lo que había pasado. «Estoy de vuelta, tengo 44 años ya», zanjaba el navarro.
Ya en el duelo, Félix siguió con su revuelta. «Igual no han sabido leer, estando en mayoría, la jugada. Y han hecho lo que dije. Estoy partido por la mitad por ese porrazo», explicaba. Sus compañeras le reprochaban su actitud. Y el presentador advirtió: «Traéis un rollo diferente porque, ¿ahora qué pasa? ¿Quieres venir al duelo para pirarte? Porque entonces se va a pirar más gente». El aludido replicaba. «Yo he venido a pelear el duelo. Pero el hostión que me di ayer y con dos lumbares machacados, pues no voy a hacer el duelo del siglo, como comprenderás. Pero lo voy a intentar», decía. El ambiente estaba enrarecido.
El duelo consistía en ir alcanzando arcos haciendo tirolinas con una cuerda y un garfio. Había que alcanzar tres banderines, siempre sin tocar el agua. Y la marea iba subiendo, complicando cada vez más las cosas. Los ayudantes podían ayudar a tensar la primera cuerda. Félix y Pati fueron los primeros en enganchar la primera cuerda garfio. A Carra le costó lo suyo prender el gancho, pero luego cruzó la tirolina rápido. Y, con mucha garra, logró hasta dos banderines, ganando el duelo. Félix y Pati fueron expulsados.
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María de Maintenant e Iñigo Fernández de Lucio
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