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Pocas cosas hay más castizas que una buena rumba con sabor a barrio, cerveza fría y letras que te llegan al alma. Estopa no es solo un grupo, es un estado de ánimo, una banda sonora que ha acompañado a varias generaciones mientras crecían, reían, se enamoraban o simplemente se iban de fiesta. Desde que los hermanos Muñoz salieron de Cornellà con sus guitarras y su desparpajo, revolucionaron el panorama musical mezclando rumba, rock y una manera muy suya de contar la vida. Y con el mismo espíritu, David y José Manuel acudían a 'El Hormiguero' para hablar de la gira de festivales que tienen por delante este año. A lo largo de sus 25 años de trayectoria, el dúo acumula setenta discos de platino y un disco de oro con su último trabajo, 'Estopía'.
«Nos va de puta madre, sobre todo ahora que estamos parados. Estamos muy capacitados para no hacer nada, para tocarnos los huevos», arrancaba la pareja congratulándose por la calma que viven actualmente. Pablo Motos quería saber cómo era un día cualquiera en su vida. «Me pongo el despertador a las once. Solemos dormir catorce horas diarias, menos los fines de semana que ya nos hinchamos de dormir», bromeaban. Y remataban la chanza: «Nosotros no vamos a invitar a la gente a que se pongan a trabajar como locos. Si nos habéis traído para que las personas sean emprendedoras, habéis llamado a la gente equivocada». Luego, ya más en serio, afirmaban que suelen levantarse para ir a correr. «Una hora y media, unos quince kilómetros», puntualizaban.
Estopa mira con cariño a la competencia y no tienen problema en confesar que, para David, su concierto favorito fue uno de Dani Martín en Barcelona. «Él lo sabe, y uno de Extremoduro que fue bárbaro», apuntaba. Su hermano sumaba. «Vimos a Joaquín Sabina con Los Rodríguez en el año 1997, en La Monumental, y fue muy guapo», aseguraba. En el Olímpic de Barcelona metieron a 60.000 personas. «Mi padre invitó a sus amigos médicos, que tiene muchos. Y luego me regañaba a mí porque yo había invitado a todo el barrio y no le había dejado entradas para los médicos», contaban. Lo de los galenos tiene explicación, David es hipocondríaco. «Yo necesito tener médicos alrededor para sentirme bien. La última vez me parecía que tenía vértigos y, al final, los tuve. Los tengo. En cualquier momento me da y me caigo al suelo», confirmaba. José apostillaba. «A mi hermano no le puedes hablar de síntomas porque se pone malo», expresaba.
Mirando hacia atrás, los hermanos Muñoz reconocían que su juventud ha sido enérgica. «Yo pintaba el los metros. El otro día un amigo de mi hijo me dijo que él también lo hace y pensé: Qué bien. A mí me gusta que los niños pinten en los metros», lanzaba. «No será seguramente lo más políticamente correcto de la noche, pero ahí queda. Aquí cada uno dice lo que le dé la gana», comentaba Motos. El hijo de José, por su parte, tiene otras obsesiones. «Me dice que abra los ojos cuando cante para que pueda ver a la gente. Yo creo que cierro los ojos para concentrarme más, por timidez y porque lo hacía también mi abuelo», manifestaba el músico.
Si hay una canción que ha marcado su trayectoria es 'La raja de tu falda' y sobre ella también hablaron. «Esto le va a cambiar el sentido de la canción a mucha gente que no ha caído. Y nosotros no habíamos caído, pero tengo un amigo muy cabrón, que se llama Antonio Moreno, y nos dijo: Os habéis dado cuenta que hay un momento en el que decís: Vamos Josele, tira para el coche que esta noche nos la comemos. Desde entonces, cada vez que la cantamos, no podemos mirarnos porque… ¡incesto!», declaraban con guasa.
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