Leo que los hijos de Shakira y Piqué acuden al American School de Esplugues, uno de los colegios más exclusivos de Barcelona en el que ... imagino se codearán con los cachorros de la élite catalana e internacional. Lógico. Todos los padres quieren lo mejor para sus hijos. O lo que ellos consideran lo mejor, que en esto no todos coinciden. Albert Boadella, por ejemplo... Cuando lo entrevisté en su masía del Bajo Ampurdán, me contó que a la hora de escolarizar a sus hijos decidió no ponérselo nada fácil y, en la época en la que el cómico y su familia residían en el escarpado Rupit, los niños tenían que hacer en invierno una larga travesía sobre la nieve para llegar hasta su escuela. Él estaba convencido de que eso los había hecho más fuertes y disciplinados. Al ser humano si se lo das todo hecho lo estropeas, venía a decir Boadella.
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Hoy los psicólogos hablan de esa intolerancia a la frustración originada por una infancia entre algodones. Leo que el colegio de los hijos de Shakira y Piqué sigue rigurosamente el sistema de enseñanza estadounidense (aquí, por fortuna, sin tiroteos), que viene a costar más de 20.000 euros al año por niño, que los alumnos tienen el inglés como lengua vehicular (igual que otros hijos de políticos 'indepes') y que cursan solo cinco horas de catalán a la semana... Sospecho que la verdadera ideología de un rico no la revela el partido al que vota sino el colegio al que envía a sus hijos. En cuanto a la efectividad de una enseñanza sofisticada, hay gente brillante surgida del barro y gente mediocre formada en las mejores escuelas. O como diría Woody Allen: «Se enseña al alumno a tocar 'Cielito lindo' en su flauta de madera; rápidamente progresa hasta llegar a los conciertos de Brandenburgo... Para luego lentamente regresar a 'Cielito lindo'».
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