¡Que viene el lobo...!
Involución. Correajes. Tiranos. Frente a esas amenazas, libertad, solidaridad, progreso social. Ellos y nosotros. Los malos y los buenos. Negro y blanco. Usted verá...
Las ... elecciones, sean del tipo que sean, tienden a plantearse en términos binarios. «O nosotros o el caos», retaba un orador a la plebe en una histórica portada de 'Hermano Lobo' que un articulista recordaba el domingo. «¡El caos, el caos!», le respondía la masa vociferante, a lo que el primero replicó: «Es igual, también somos nosotros». Esa viñeta vio la luz en los últimos suspiros de la dictadura franquista. Décadas después, en una democracia consolidada como la que disfrutamos, existen múltiples alternativas. Pero, de hecho, de cara a las generales del 28 de abril han quedado reducidas a dos: o gobierna Pedro Sánchez o lo hacen «las tres derechas». De eso va la campaña. También en Euskadi, aunque con sus peculiaridades.
Ni el PNV, ni EH Bildu ni Podemos ocultan que, en esa tesitura, Sánchez es su apuesta. Que, si de ellos depende, seguirá en La Moncloa. Es más: compiten entre sí por presentarse como el antídoto más fiable contra el lobo. No el 'hermano' que daba nombre al semanario satírico, sino una derecha a la que dibujan con trazos aterradores y con la que «ya sabemos lo que hay», ha apuntado Aitor Esteban en el debate de elcorreo.com. «Lo que hay» es una recentralización autonómica, ataques a las singularidades de Euskadi y un «retroceso de 40 años», según el diagnóstico en el que ha coincidido con Patxi López (PSE), Oskar Matute (EH Bildu) y Roberto Uriarte (Unidas Podemos). «Lo que hay» será «un País Vasco más libre dentro de una España en ala que no haya ciudadanos de primera y de segunda», según Beatriz Fanjul (PP).
Que ese eventual acuerdo PP-Ciudadanos-Vox se aleje, encuesta tras encuesta, de una mayoría suficiente conforme se acercan las urnas, que un posible pacto a la andaluza se desinfle por las dentelladas que se reparten los hipotéticos aliados y algunas meteduras de pata descomunales, no es óbice para que se haya convertido en el eje de la campaña. En la gran palanca para movilizar una parte del voto. Su fantasma también ha sobrevolado el debate, en el que ha quedado de manifiesto la primera victoria de Sánchez: todos sus rivales, los que aspiran a ser sus socios y los que no, le dan por ganador. Los primeros marcan diferencias con él sin entrar en gruesas descalificaciones de su gestión ni de su programa. Los segundos se comportan como si estuviesen en la oposición antes de que las urnas dicten sentencia.
La cita en EL CORREO ha dejado claras algunas pautas de la pugna por el voto en Euskadi. El PNV y su pretensión de ejercer como genuino defensor de los intereses de los vascos en Madrid. EH Bildu y su deseo de ganar protagonismo en la capital del Reino con la autodeterminación por bandera. El PSE y la reivindicación de la agenda social de Sánchez frente a «los viernes de dolor de Rajoy». Unidas Podemos como garante de un giro a la izquierda y receloso de que el PSOE y el PNV no vayan a entenderse finalmente con Ciudadanos. Y, enfrente de todos ellos, un PP que alerta sobre los riesgos de una economía en manos de «una mala versión de Zapatero» y con una tensión no resulta entre el respeto a la Constitución y el cumplimiento del Estatuto de Gernika.
Sobre esto, salvo sorpresas, versará el debate político hasta el 28-A. La campaña de ¡que viene el lobo!, un planteamiento que juega a favor del voto útil al PSOE. ¿Será así? ¿Vendrá el lobo? La respuesta, en 13 días.
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